El acuerdo entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón atravesó ayer varias fronteras y pasó de ser un sueño remoto a adentrarse directamente en el reino de la fantasía. Lo revela el plantón que dieron las corrientes pablista y anticapitalista al sector errejonista, que había convocado un encuentro para llegar a un pacto en materia de igualdad. A nadie se le escapa que en este ámbito apenas existen discrepancias y se daba por hecho que, por lo menos en feminismo, habría entendimiento. El fracaso constituye la muestra más evidente de las dificultades que atraviesa el proceso de negociación. Por si quedaban dudas, pocas horas después el secretario político se desmarcó todavía más y lanzó su propia web. Aunque los puentes entre los máximos dirigentes siguen tendidos nadie parece ya dispuesto a cruzarlos. Y solo tienen hasta mañana para hacerlo.

Nadie quiere decretar la defunción del diálogo ante unos simpatizantes que quieren entendimiento, pero resulta significativo que quienes tienen que buscar el acuerdo llamen a «desdramatizar» que este no se alcance. Errejón aseguró que no descarta «en absoluto» un pacto de última hora, pero a la vez, sus palabras tratan de preparar a la militancia para elegir. El secretario político subrayó la necesidad de quitar hierro a la posibilidad de que no haya pacto. «Una formación política no puede elegir hacer primarias y luego dramatizar», advirtió desde la presentación de los premios Impulsa, que dedican el salario cedido por los diputados a iniciativas de emprendedores.

La responsable de Igualdad, Clara Serra, reconoció que es «preocupante» el desencuentro de ayer y que ambos cerraron su propio acuerdo sobre igualdad antes de que se abriera el periodo para negociar.

En las negociaciones políticas con el equipo de Iglesias, los escollos más destacados siguen siendo el poder del secretario general (potestad unilateral para convocar consultas), las incompatibilidades de los cargos y la comisión de garantías. El plazo termina la medianoche de mañana.