Las primarias del PSOE serán finalmente cosa de tres. El exsecretario general del PSOE Pedro Sánchez se desplazó ayer hasta Dos Hermanas (Sevilla), «corazón del socialismo andaluz», para romper su silencio de varios meses y anunciar que sí, que «será un honor liderar el proyecto colectivo» de los militantes y simpatizantes más críticos con la actual dirección provisional, compitiendo así con Patxi López y, con toda probabilidad, con Susana Díaz. Mientras la presidenta andaluza participaba en un acto a apenas un centenar de kilómetros y se enrocaba en el «ahora no toca» hablar de liderazgos, Sánchez justificó que «he demostrado no ser un político que se esconda ni ande con rodeos o eufemismos. Es momento de comprometerse. Tengo más experiencia y más ganas que nunca».

Minutos antes había dado muestras de que el de Sevilla no sería un acto más, y que en mayo se producirá el choque de trenes que muchos han tratado de evitar para no desangrar aún más al PSOE, al competir Sánchez, Díaz y Patxi López. «Veo agua en la piscina», bromeó desde el pequeño lago al que se tuvo que trasladar el encuentro al desbordarse las previsiones de asistencia.

El plan B estaba previsto tanto por los organizadores como por los asistentes, que rápidamente recogieron el guante. «Lánzate», le animaron. Banderas de Asturias o Castilla demostraban los kilómetros a cuesta que llevaban los cerca de 2.000 militantes y simpatizantes congregados, a los que voluntarios pedían nombre y federación para cotejar luego con el censos y medir realmente los apoyos en las primarias.

PRIMARIAS COMO PLEBISCITO / Los guiños fueron continuos durante toda su intervención, no en vano Sánchez dio por hecho que las primarias serán un plebiscito entre dos opciones: el oficialismo, que pactó con el PP y «dejó al PSOE en tierra de nadie», o su proyecto «autónomo, de izquierdas, libre y creíble», el de las bases. «Llegó el momento en que con nuestro voto la militancia diga alto y claro que es la única autoridad del partido», un guiño claro a las palabras de la secretaria del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez, durante los días convulsos de octubre.

A partir de ahí, proliferaron los mensajes que establecían dos bloques, las élites, el aparato territorial, «que presentará su candidatura», en alusión a Díaz, frente a la voz de la militancia, los que no fueron escuchados para dar el apoyo al PP y ahora tienen su oportunidad. Los que creen que el liderazgo debe resolverse «con una candidatura única, a la vieja usanza y por arriba», y han dejado al PSOE como «subalterno de la derecha», frente a quienes como él consideran que la militancia, con su compromiso, es la única responsable de las grandes políticas socialistas, como la sanidad universal y la educación pública.

«NADA HA CAMBIADO» / «La gestora abrió una brecha profunda en el partido. Con todo el respeto, le digo a la gestora: os habéis equivocado dando el Gobierno al PP» porque «en lo fundamental» nada ha cambiado, subrayó para dejar en evidencia la oposición útil que, desde Cádiz, reivindicó una vez más Susana Díaz justificando la abstención a favor del PP y favorecer la gobernabilidad. «El peaje que hemos pagado estos meses ha sido por defender la democracia», defendió, limitándose a reclamar que el PSOE debe recuperar la esencia que le hizo ser el partido de Gobierno durante años, «sin disfrazarse de cosas que no somos».

Para Sánchez, el adversario natural de los socialistas son las políticas neoliberales de la derecha y se comprometió a devolver el partido «a la senda que nunca debimos abandonar, un PSOE autónomo y creíble, porque somos la alternativa, no los subalternos».

También lanzó un guiño al PSC, uno de sus principales apoyos y que ahora, según anunció hace meses Miquel Iceta tras reunirse con Díaz, se mantendrá neutral. Las relaciones se están recomponiendo, pero para Sánchez, «los socialistas catalanes tienen todo el derecho a votar en las primarias». La gestora ha errado al «debilitar los lazos de hermandad» entre ambas federaciones, por lo que anunció que si gana, los militantes del PSC tendrán derecho a participar en la vida orgánica del partido «con voz y voto, sin necesidad de rogar nada».