El debate abierto en Podemos sobre los retos que afronta la organización deja al descubierto uno de los asuntos sobre el que los morados han pasado hasta ahora de puntillas. ¿Por qué las mujeres les votan menos? Absortos en la creación rápida de un partido que pudiera presentarse a las elecciones, admiten que descuidaron aspectos clave, como el de igualdad. Ahora, ante el debate de su congreso estatal, los dirigentes entonan admiten errores, pero tienen visiones enfrentadas de los motivos que originan esa brecha de género en el voto.

Los pablistas opinan que la mujeres tardan algo más en asumir cambios políticos y que desde la Transición se ha venido demostrando que son más lentas en asimilar las novedades de los partidos. Esta es la tesis que defiende Carolina Bescansa, la responsable de Análisis de Podemos, que ha participado en la propuesta presentada por Pablo Iglesias a Vistalegre II. Insiste en que el PP y el PSOE también tardaron un tiempo en normalizar las pautas de género de sus votantes y cree que es un fenómeno que puede desaparecer en el medio plazo. Bescansa da por hecho que en las próximas elecciones ese diferencial entre el voto de hombres y mujeres habrá desaparecido en Podemos. Circunscribe el fenómeno a una tendencia sociológica que afecta a su partido como, en el pasado, ocurrió con otras formaciones políticas.

En cambio, la responsable de Igualdad de Podemos, la errejonista Clara Serra, desmonta ese argumento. Considera que si no les votan más mujeres no es atribuible a que tengan más dificultad para incorporarse a los procesos de cambio, sino que el partido proyecta una imagen que las expulsa: la actitud “machista”, “belicista” y “agresiva” que trasladan los dirigentes aleja a las mujeres. Esta conclusión está plasmada en el documento de Igualdad redactado por Serra para participar en el congreso estatal que Podemos celebra en febrero, un texto que supone una crítica severa a las lógicas de funcionamiento interno de la fuerza morada. "Muchas mujeres siguen confiando en el Partido Socialista y no tienen claro que Podemos ofrezca soluciones para sus problemas, en parte porque transmitimos una imagen excesivamente masculinizada y también porque tenemos muchas más caras masculinas visibles, y faltan portavoces mujeres y portavoces feministas", señala el documento.

Serra apuntala su posición en las victorias de las alcaldesas del cambio en 2015, como Ada Colau en Barcelona y Manuela Carmena en Madrid, que vendrían a demostrar que, en propuestas políticas de cambio, los liderazgos más femeninos funcionan.

Bescansa y Serra coinciden en un argumento: Podemos tiene demasiados liderazgos masculinos y proporciona escasa visibilidad a las mujeres. En la ejecutiva del partido, por ejemplo, el 75% son hombres.

IGLESIAS, EL MENOS VALORADO POR ELLAS

Interpretaciones al margen, los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) confirman la brecha de género en el voto a Podemos. Según el análisis poselectoral de las últimas elecciones generales, el 26-J, las mujeres les votaron 2,6 puntos menos que los hombres. El índice es llamativo puesto que les convierte en el único partido estatal con más preferencia masculina que femenina. La distancia es mayor si se compara con el PSOE, que recibe un 2,5% más de votos de mujeres. Incluso en Ciudadanos, también un partido “nuevo”, hay más electoras que electores.

En la encuesta, Pablo Iglesias es el líder peor valorado por las mujeres. Recibe un 3,20 sobre diez, ligeramente por debajo de Mariano Rajoy, con un 3,26. Entre sus propios electores, además, los otros candidatos (Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera) fueron mejor valorados por las mujeres que por los hombres. En el caso de Iglesias sucede a la inversa.

Los resultados contrastan con los de Xavier Domènech, el líder de En Comú Podem -los socios catalanes de Podemos- que obtiene mejor puntuación de las mujeres que de los hombres.