En su primera entrevista radiofónica como presidente del Gobierno de la nueva legislatura, Mariano Rajoy tuvo ayer deslices considerables. Se encomendó por ejemplo a la lluvia para que baje el precio de la luz, confesó que no va al cine ni ha visto las películas españolas aspirantes a los Goya y, en materia de corrupción, se quiso distanciar tanto del escándalo Gürtel que dijo desconocer incluso la estrategia de la defensa de su propio partido. El PP, acusado a título lucrativo, solicitó al inicio del juicio sobre los primeros años de la trama -que se desarrolla estos días en la Audiencia Nacional- la nulidad del caso, como la mayoría de los 37 procesados, para evitar la vista o, al menos, quedar apartado.

Sin embargo, Rajoy señaló ayer en la entrevista de Onda Cero: «En este asunto es bueno que haya un juicio y que los tribunales actúen con independencia y libertad». Ante esta afirmación, el presentador, Carlos Alsina, le preguntó entonces por qué el PP ha pedido la nulidad del proceso. Y la respuesta del jefe del Ejecutivo fue que estaba «sorprendido» y que él desconoce las decisiones judiciales del PP ante el caso de corrupción porque no es su «prioridad» y está «en otros asuntos que importan a los españoles».

Sobre el accidente del Yak-42, Rajoy se mostró dispuesto a recibir a los familiares del accidente, y reconoció que no se ha reunido con ellos en los 13 años que han trascurrido desde el siniestro. Asimismo, suscribió el «perdón» que recientemente pronunció la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, después de que el Consejo de Estado reconociera la «responsabilidad patrimonial» del Estado en el suceso.

RESPALDO A TRILLO / Incluso así, defendió que el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, se reincorpore a su puesto de letrado del Consejo de Estado, una vez que ha presentado su dimisión como embajador en Londres. «Es un funcionario público, es su trabajo, no puede no trabajar», alegó el presidente del Gobierno.

El pulso soberanista catalán también tuvo cabida en la entrevista radiofónica, aunque curiosamente lo sacó Rajoy, al confesar que ha pedido al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, con el que «no comparte casi nada», solo una cosa: que defienda la soberanía nacional y deje de apoyar la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña.

El presidente insistió en que ni puede ni quiere romper la unidad de España y desechó que la solución sea la aprobación de un régimen fiscal especial, porque, según dijo, generaría «unos problemas descomunales en todo el país».