España regresa a sus peores momentos en lo que a corrupción se refiere. Esa es, al menos, la sensación de los ciudadanos, que han vuelto a colocar al país en su peor resultado histórico (el del 2015) en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional. Así, en el informe correspondiente al 2016, vuelve a obtener 58 puntos sobre un máximo de 100, pero baja de la posición 36 registrada el año pasado a la 41 del total de 176 países analizados. Se sitúa entre Costa Rica y Georgia, y se engloba en el grupo de estados europeos percibidos como más corruptos (ocupa el puesto 17 de 28). Por delante suyo quedan países como Bahamas (posición 24), Emiratos Árabes Unidos (26), Bután (27), Catar (32) y Botsuana (35). Dinamarca se mantiene en el primer puesto, mientras Siria, Corea del Norte, Sudán del Sur y Somalia continúan en el vagón de cola.

La situación de España contrasta especialmente en un momento en que se están realizando esfuerzos por parte de las administraciones públicas para combatir la lacra de la corrupción. Según explicó ayer en la presentación del informe Manuel Villoria, uno de los autores del estudio y catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos, esto se debe a que los ciudadanos no sienten que se esté haciendo demasiado. Además, pese a haber mayor persecución y procesos judiciales contra los corruptos, se mantiene la sospecha de que los delincuentes quedarán impunes.

OPACIDAD / Otro ingrediente que aliña el mal resultado de España es la opacidad que se percibe en la toma de decisiones de sectores como el eléctrico y el bancario.

Ejemplo de esto último son las últimas alzas en el precio de la luz o el acuerdo contra las cláusulas suelo en las hipotecas. La politización de la justicia tampoco ayuda a mejorar la opinión de los españoles sobre la separación de poderes y la independencia de los jueces.

«Todo esto hace que los ciudadanos estén muy indignados y preocupados y que en las encuestas se dispare la percepción de la corrupción», afirmó Villoria, antes de considerar que España ha llegado a su «suelo» en este índice y que no puede descender más. «Mientras otros países adelantan puestos, España está cada vez peor [...]. Es el momento de reaccionar porque el país no acaba de salir del pozo», reclamó.

El presidente de Transparencia Internacional, Jesús Lizcano, considera que la única manera de resolver esta situación es que los partidos políticos dejen a un lado sus diferencias ideológicas y se pongan de acuerdo. La solución, a su juicio, pasa por promover un pacto integral sobre las medidas legales e institucionales más importantes para combatir «este importante problema que tanto sigue preocupando a los ciudadanos».