Adiós con aristas a Barberá

Políticos, amigos y personalidades despiden a la exalcaldesa . «Fue un enorme honor ser su amigo», afirma Rajoy en el funeral en Valencia

Adiós con aristas a Barberá

Adiós con aristas a Barberá

VALENCIA

La sala principal del Tanatorio Municipal de Valencia se quedó pequeña ayer para celebrar el funeral por Rita Barberá y decenas de personas lo siguieron en el vestíbulo, agolpadas ante las puertas de la entrada que permanecieron abiertas. Durante el día, un goteo de representantes de la sociedad civil se acercaron a expresar sus condolencias.

Algo parecido sucedió en el ayuntamiento, que registró colas durante toda la jornada para firmar en el libro de condolencias. El consistorio y el portal-altar de casa de Barberá fueron los escenarios para el adiós de los ciudadanos anónimos.

Adiós con aristas a Barberá

Adiós con aristas a Barberá

La familia había pedido poder celebrar una ceremonia íntima con amigos y allegados pero sin partidos e instituciones y esa difusa línea permitió que cada cual se situara de un lado o de otro. Todos, excepto Mariano Rajoy, que quiso estar en los dos. El presidente del Gobierno subrayó que acudió «como presidente del PP y amigo de Rita» y resaltó que fue un «gran honor» gozar de esa amistad. Añadió que fue una «extraordinaria alcaldesa».

Junto a él, acudieron, entre otros, la presidenta del Congreso, Ana Pastor; la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, la diputada Celia Villalobos, o la actual senadora Luisa Fernanda Rudi. «Con lo que ella os dio y la dejasteis caer», se oyó a la entrada de esta comitiva desde la zona en la que estaban algunos de los familiares. Junto a ellos, los más afectados eran sus colaboradores en el ayuntamiento.

La exconcejala Mayren Beneyto dijo que la forma en que murió «ha sido lo más triste del mundo» y subrayó que «estar apartada de todos aquellos que fueron sus compañeros y sus amigos fue lo peor para ella». El aún edil Félix Crespo abrió el foco y dijo que la senadora no pudo asumir «las vejaciones, el insulto, el desprecio y el olvido de tantos con los que trabajó y le quisieron». Cerró el círculo el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, que antes de presidir el funeral lamentó la «injusta» condena «pública» que, según él, tuvo que soportar.

Entre los que se acogieron expresamente al deseo de la familia estuvieron los principales representantes del PP en la Comunidad Valenciana. Su presidenta, Isabel Bonig, y sus colaboradores no estuvieron presentes. Ellos fueron de los que más presionaron para que en septiembre Barberá se hiciera a un lado.

Tampoco hubo representantes institucionales, aunque todos ellos se acordaron de ella por la mañana en el acto de entrega de los Premios Jaume I. Desde el alcalde Joan Ribó, hasta Felipe VI, pasando por el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, quien pidió no deshumanizar la política: «La grandeza de la democracia es que permite que quien piensa diferente se convierta en adversario pero impide que se le considere enemigo».

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