Aunque no podrán saberlo a ciencia cierta hasta este martes, los populares dan por hecho que el socialista Pedro Sánchez va a recibir el encargo de investidura del rey Felipe VI. Y que, una vez pasado el comité federal del partido y aceptado que cualquier acuerdo de gobernabilidad que alcance su líder en las próximas semanas sea sometido al criterio de las bases, comenzarán oficialmente las negociaciones con Podemos y con Ciudadanos. ¿Qué puede hacer en ese escenario el PP? Su margen de actuación es pequeño, pero los conservadores están decididos, por un lado, a no renunciar al compromiso de Albert Rivera de sentarse también a negociar con ellos al tiempo que lo haga con los socialistas y, por otro, a poner cuantas piedras pueda en el camino (muchas en terreno parlamentario) de la búsqueda de pacto de Sánchez con Pablo Iglesias.

En lo que atañe a Ciudadanos, el equipo de Mariano Rajoy es consciente de que la mesa de negociación que se dispone a abrir con el partido naranja será un esfuerzo baldío a la hora de intentar repetir en la Moncloa mientras el PSOE se niegue a aceptar cualquier acercamiento al PP. Al ala de centroderecha no le dan los números con los 123 escaños de Rajoy y los 40 de Rivera.

Como el 'no' de Sánchez y sus compañeros de filas parece cada día más firme, la estrategia de los populares en este terreno se basa en mantener en lo posible una buena y estrecha relación con los de Rivera para que mantengan su rechazo a cualquier alianza PSOE-Podemos. Eso no proporcionará un Gobierno, pero sí empujaría hacia una repetición de elecciones, que es a lo que aspira ahora el PP. Al fin y al cabo, si los socialistas cumplen su palabra de no contar con ayuda de los independentistas en su travesía hacia el poder, no tendrán más alternativa (aritmética) que buscar la complicidad de podemistas y Ciudadanos para lograrlo.

AFERRARSE A LAS CORTES

Donde pondrán especial empeño los conservadores las próximas semanas será, sin duda, en intentar dificultar y tensar cuanto puedan la posible negociación entre Sánchez e Iglesias. Aunque tenga que suponer cambiar de criterio sobre algunas de las tesis que han defendido en los últimos días. Valga de ejemplo que el grupo popular no era partidario de que las Cortes comenzasen a funcionar a pleno rendimiento sin que algún aspirante hubiera logrado la investidura. Ahora, sin embargo, se plantean aprovechar la circunstancia de que el resto de partidos ha inclinado la balanza en sentido contrario y, en un Congreso y Senado que van a estar activos con independencia de que haya o no presidente del Gobierno, dar la batalla para torpedear el acercamiento en el ala izquierda.

Así, y al margen de cuándo pueda fijarse un pleno para que Sánchez, si llega el caso, intente ser investido, los de Rajoy ya tienen en la cabeza reclamar una sesión ordinaria en la que se comiencen a debatir en la Cámara baja las múltiples mociones que ya han registrado los grupos, con la vista puesta en tratar de colocar en primer lugar su proposición no de ley sobre el referéndum en Cataluña: esto es, echar leña al fuego en uno de los puntos que genera más fricciones entre los socialistas y el partido de Iglesias.

El PP presupone que el PSOE querrá aplazar al máximo la fecha de ese pleno, precisamente para evitar turbulencias en el camino hacia la Moncloa. Pero en las muchas horas de especulaciones, hipótesis y diseños tacticistas que estos días caracterizan la vida parlamentaria, los populares cuentan con que, en esto, Ciudadanos se pondrá de su lado y apoyará que se inicie el debate. Cabe destacar que el grupo naranja también tiene en su cartera iniciativas contra el desafío soberanista catalán.

A LA DEFENSIVA CON LA CORRUPCIÓN

En todo caso, los populares son conscientes de que la actualaritmética del Congreso también puede ser usada en su contra. Y que no sería descartable que si la legislatura logra mantenerse con vida, la que ahora es la oposición del Gobierno en funciones del PP pudiera exigir la creación de una comisión de investigación sobre los casos de corrupción que afectan a los conservadores. Para esto Ciudadanos, por ejemplo, ya ha avanzado que no le “temblarían las piernas”.

Lo saben. Y piensan en el contraataque: la mayoría absoluta de la que sí gozan en el Senado podría permitirles a ellos impulsar comisiones de investigación sobre el caso de los ERE en Andalucía o las supuestas sospechas de financiación ilegal de Podemos por parte de Venezuela o Irán, se advierte desde la dirección del PP. Eso por no hablar de su capacidad para dirigir en la Cámara alta el debate o dilatar los asuntos que no le convengan o provengan de un Congreso que promete complicarles la existencia.