La oferta de Pablo Iglesias de que está dispuesto a forjar un Gobierno de coalición con el PSOE ha cogido a los socialistas por sorpresa, pero también a los conservadores, horas antes de que Mariano Rajoy cierre la ronda de contactos de los partidos con el Rey, esta tarde a las 17 horas, para que Felipe VI proponga un candidato a la investidura. La vicepresidenta, Soraya Saénz de Santamaría, tras el Consejo de Ministros y antes de escuchar la respuesta de Pedro Sánchez a la mano tendida de Podemos, ha recordado que la mayoría de los españoles, en las elecciones generales, señalaron que apuestan por una "agenda moderada" que tenga como objetivo "la defensa de la unidad de España y de la igualdad de los españoles". "Una gran mayoría quieren estabilidad y tranquilidad política, que ya han vivido y vivieron muchos sobresaltos", ha añadido.

Asimismo ha emplazado al secretario general de los socialistas ha aclarar si acepta las condiciones de Podemos para formar Ejecutivo y con ello está dispuesto a "jugar con la vida, el futuro y la tranquilidad de los españoles".

Más allá de las primeras valoraciones públicas, en la Moncloa y la dirección del PP se interpreta que Iglesias -quien incluso ha llegado a proponer los ministros y ministerios que tendría el futuro gobierno de coalición, con Sánchez en la presidencia y él en la vicepresidencia- intenta evitar que el líder socialista sea quien controle el proceso de negociaciones. Es más, la consigna que comienza a circular en el partido conservador es que Iglesias ha puesto "condiciones imposibles" al PSOE con la vista puesta en que fracase el pacto para después culpar a Sánchez de que este no haya salido adelante. "Es el abrazo del oso", señala un integrante de la dirección del PP.

Además, la impresión más extendida es que aún queda "partido" y tiempo para que Rajoy intente poner en marcha la gran coalición de PP, PSOE y C's. De hecho, dirigentes populares recuerdan que socialistas, con Podemos e IU no suman mayoría absoluta y por tanto sería necesario que partidos nacionalistas e independentistas facilitaran con su apoyo o su abstención la investidura de Sánchez, algo que puede no generar simpatías en los barones y algunos miembros de la vieja guardia socialista. En este sentido, fuentes gubernamentales han confiando en que haya dirigentes socialistas que maniobren para que "triunfe la sensatez".