Solo la popular Esperanza Aguirre osó ayer a decir que el expresidente José María Aznar tiene razón al arremeter contra la estrategia que, en los últimos años, ha desarrollado Mariano Rajoy en Cataluña, poniendo especial énfasis en el raquítico resultado obtenido por los populares el 27-S y las repercusiones que, inevitablemente, podría tener en las inminentes generales. "Son cinco veces consecutivas en las que el electorado te está diciendo que no está contento con cómo están las cosas. Ya va el quinto aviso y no se puede desoír", sentenció Aznar en un comunicado que tenía como principal destinatario a Rajoy, jefe del PP y candidato a la reelección. Para Aguirre, esos "cinco avisos" son ciertos y han de traducirse como la confirmación de que los conservadores lo están haciendo "mal tirando a muy mal" y han de corregir el rumbo. Eso sí, puntualizó que hubiera preferido que el presidente de honor del partido hubiera hecho esas reflexiones en el seno del comité ejecutivo popular y no en un documento a la prensa.

Una vez más, Aguirre se convirtió en la excepción que confirma la regla marcada desde la dirección popular, que desde ayer se está volcando en taponar cualquier posible fuga de autocrítica que vaya más allá del lacónico "el resultado en Cataluña no es bueno". El objetivo es evitar cualquier cuestionamiento interno a Rajoy en vísperas de las generales y en un momento en que a la dirección del PP, con independencia del ritmo catalán para poder formar gobierno, le urge poner en marcha ya la precampaña para las legislativas y diseñar una estrategia certera (el enésimo intento) para frenar el auge de Ciudadanos.

COMIENZA LA PRECAMPAÑA Así las cosas, en unos días comienza la ronda de actos que el PP se dispone a celebrar en fin de semana para vender gestión o difundir medidas que se pondrían en marcha, dicen, de ganar de nuevo las generales.

El pistoletazo de salida lo dará el propio Rajoy el próximo sábado en Valencia, donde clausurará unas jornadas sobre regeneración y calidad democrática. Y es que los conservadores son conscientes de que tienen que lanzar mensajes sobre la corrupción, esa que se instaló durante años en algunas estructuras del partido y que ha venido pasando seria factura en las urnas. Entre otras cosas, por la decisión de la dirección popular de rehuir demasiado tiempo este espinoso tema del que, sin embargo, partidos emergentes como C's han sabido hacer bandera. En eventos similares con temática distinta irán desembarcando ministros, barones territoriales y cargos del partido semana a semana. Con semejante goteo de actos y dirigentes implicados se pretende, según fuentes populares, exhibir y "demostrar" que el PP tiene proyecto, experiencia y cuadros para afrontar la reelección en diciembre, marcando distancias con Ciudadanos, un partido de ámbito nacional recién nacido.

Está por ver si los populares aciertan esta vez con su táctica ante Rivera y logran un equilibrio que les permita dejar de ceder terreno ante su nuevo competidor y, al tiempo, no cerrarse puertas por si, en caso de ser la lista más votada en diciembre pero sin mayoría absoluta, necesitaran su apoyo para gobernar.

REFORMA CONSTITUCIONAL En todo caso, los populares no son los únicos que han puesto el foco en C's: el secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, apuntó ayer en Antena 3 que se ve capaz de "entenderse" con Rivera, especialmente tras saber que, como él, es partidario de reformar la Constitución en clave territorial, un campo en el que Rajoy sigue sin estar dispuesto a entrar aunque se quede solo en la postura inmovilista.

Por su lado, Rivera también salió ayer a la palestra para sentenciar que no es él el "enemigo" del PP, sino sus propios "errores y silencios" y, principalmente, su "falta de liderazgo". Fue en este contexto donde la vicepresidenta, ministros y dirigentes como Cristina Cifuentes, Alberto Núñez Feijóo o Alicia Sánchez Camacho salieron en tromba a hacer declaraciones para confirmar el liderazgo de Rajoy.