El camino de Artur Mas a la reelección como presidente se ha empinado como si fuera uno de los míticos cols del Tour de Francia. La pérdida del 63º escaño de la coalición en favor de Sí que es Pot, avanzado ya el escrutinio en el 90%, dio al traste con la alquimia aritmética que podía conducir a Mas al Palau de la Generalitat sin que la CUP votara a favor del líder del CDC, simplemente absteniéndose. Esos 62 escaños suponen uno menos de los que suman Ciudadanos, PSC, Sí que es Pot y el PP. Por tanto, se precisarían dos votos favorables del partido asambleario, como mínimo, para investir a Mas, aunque el resto se abstengan. Y la CUP fue tajante: "No vamos a investir a Artur Mas, porque el proceso no es él", dijo la diputada electa Anna Gabriel.

Tanto Gabriel como Antonio Baños, cabeza de cartel, respondieron con cierta contrariedad, por cansinas, según ellos, las preguntas de los medios: "Lo hemos venido diciendo durante toda la campaña. No investiremos a Mas".

Para Baños, "las elecciones de domingo sancionaron el fin del autonomismo y dieron paso a la soberanía del Parlamento, y debe de visualizarse esa nueva etapa con un president que no pueda ser relacionado ni con los recortes, ni con la corrupción, ni con las privatizaciones". Algo que excluye al ahora presidente en funciones, según Baños.

Anna Gabriel recordó que el acuerdo entre Convergència y ERC para que Mas renueve como presidente de la Generalitat "no obliga a la CUP".

¿Significa ello que también cabe excluir a todo aquel que huela a CDC? No, repuso el sucesor de David Fernández, siempre que se halle un perfil convergente sin mácula en esas dos sensibles materias para la CUP.

Según detalló Baños, el no haber alcanzado el 50% del voto obliga a la fuerza asamblearia a renunciar a la declaración unilateral de independencia.