La ejecutiva de Podemos sigue con desconcierto esta noche electoral desde la sede en la calle de Princesa, en Madrid. No quieren dar por buenas las encuestas, consideran que el panorama es impredecible y admiten que están "a ciegas". Nadie se atreve a vaticinar resultados, pero los ánimos en la sede son pesimistas.

El secretario general, Pablo Iglesias, ha llegado a las ocho de la tarde y analizará con el resto de dirigentes del partido la compleja evolución de los resultados del 27-S, que a juzgar por los sondeos no son nada halagüeños para la formación morada. En la reunión de seguimiento, varias ausencias. El secretario político, Íñigo Errejón, continúa en Barcelona, asumiendo el papel de portavoz ante los medios en esta jornada; el secretario de organización, Sergio Pascual, vuela hacia Ecuador esta noche y la responsable de plurinacionalidad,Gemma Ubasart, permanece en Barcelona. Iglesias tiene previsto comparecer cuando se conozcan los resultados, después de que el candidato Lluis Rabell realice su discurso.

La cúpula de Podemos estudiará si finalmente la campaña de Sí que es Pot ha conseguido movilizar al electorado catalán o si la constante presencia de Pablo Iglesias en Catalunya no ha sido suficiente para activar el voto. En cualquier caso, los resultados de esta noche tienen dos lecturas en Princesa. Por una parte, en clave catalana se confirmará la dificultad de la fuerza morada para imponer un discurso lleno de matices difícil de encajar entre la hegemonía del relato del sí o el no al independentismo.

Por la otra, la más importante, la traducción de estos resultados en clave española. La dirección del partido cree que los resultados de la noche electoral configuran también la parrilla de salida para los comicios generales de diciembre Confían en haber sembrado votos que no serán visibles este 27-S pero que cristalizarán en las legislativas, y consideran que una victoria independentista contribuiría a aupar a Iglesias a la Moncloa, como figura capaz de dar una respuesta jurídica al anhelo de los catalanes soberanistas. En este sentido, Podemos aspira a que ciertos sectores de ERC y la CUPpuedan elegir el voto morado en las elecciones generales.