Mariano Rajoy no quiso volver a pisar ayer el jardín en que se metió el martes con las nacionalidades y la Constitución. En una entrevista en la televisión de Gerona, el presidente del Gobierno central esquivó la esperada repregunta al respecto. "Yo no estoy para hacer más debates jurídicos (...). No vamos a entrar en disquisiciones jurídicas que no conducen a ninguna parte" ni "generar más confusión de la que se ha generado", se defendió. Recordó, además, que la UE no echa a ningún territorio, sino que "es ese territorio el que se va" y se aferró a que los tratados fundacionales del organismo comunitario "son muy claros" respecto a una declaración unilateral de independencia. Si alguien la lleva a cabo no podría estar en la UE, avisó, aunque hará lo que esté en su mano por impedirla porque el fin europeo es "integrar".

A la salida de la entrevista, se topó con una situación parecida a la que se encontró en Reus la noche anterior. Varias decenas de personas le increparon y empezaron a gritar "independencia" cuando se dirigía al hotel para participar en un acto con más de un centenar de militantes. Allí no mencionó explícitamente esos momentos de tensión, pero sí habló de que en Cataluña hay "una cierta opinión pública" que quiere imponer un discurso único, el soberanista. "Esto es una democracia avanzada, un país libre y eso no se puede permitir", proclamó.

En los últimos días, los populares han abundado en esa cuestión. Rajoy llegó a decir el martes que en las escuelas catalanas se siembra la semilla de la "discordia" y ayer volvió a sobrevolar la misma acusación, aunque no fue ese el mensaje principal del día. El líder conservador prefirió centrarse en aspectos positivos desde el punto de vista no soberanista. Alabó, por ejemplo, que haya "personas importantes" de la sociedad catalana que hayan "dado un paso adelante" en contra de la independencia, en alusión velada a empresarios y banqueros. Más dedicado siempre a alertar de las consecuencias de la ruptura y a presumir de haber sacado a España de la quiebra, el jefe del Ejecutivo central subrayó esta vez con más ahínco las potencialidades de España como país y resaltó el despliegue en infraestructuras y servicios sociales básicos frente a las carencias de otros estados. También recordó que nunca en 40 años ha tenido Cataluña más autogobierno.

MAS ATAQUES A JUNTS PEL SI Más metido ya en la arena de las siglas, Rajoy volvió a hurgar en las diferentes sensibilidades de Junts pel Sí y hasta trató de hacer una opa a los electores de CDC. ¿Quién le iba a decir a un militante de Convergència de algún pequeño pueblo de Gerona o de Lérida de toda la vida que iba tener que acabar votando a los comunistas, a los de ERC o a los del PSUC? Vengan con nosotros, vengan con nosotros, que se van a entender bastante mejor", aseveró. Y para generar más inquietud entre ese votante recordó que Artur Mas propuso el impago de la deuda, algo que "también hizo Podemos y que lo retiró en 48 horas".

Ensombrecido por los múltiples actos de Rajoy en la recta final, el cabeza de cartel del PPC, Xavier García Albiol, se erigió ayer en la alternativa más fiable a los soberanistas presumiendo de que él tiene experiencia de gobierno en Badalona y Miquel Iceta (PSC) e Inés Arrimadas (Ciutadans), no.