La exalcaldesa de Córdoba Rosa Aguilar estaba en el congreso federal del PSOE como invitada, aunque en próximos cónclaves ya podrá ser delegada con voto, dado que su ingreso en el PSOE lo hizo efectivo hace tres semanas. La decisión de dar este paso la tomó hace mucho tiempo, pues según ella misma reconoce iba a tener lugar hace unos meses, cuando su principal mentor entre los socialistas, José Antonio Griñán, era todavía secretario general del PSOE andaluz y presidente de la Junta de Andalucía. Griñán quería organizar algún acto informal en Córdoba para darle la bienvenida a la nueva militante, pero aquello, que no corría prisa, se fue dejando y al final se echaron encima las dimisiones, el cambio en el Gobierno andaluz y en el partido y la vorágine de acontecimientos harto conocidos.

Entre unas cosas y otras han pasado cinco años desde que, en abril del 2009, Aguilar dejó la Alcaldía de Córdoba y la militancia en Izquierda Unida para aceptar el cargo de consejera de la Junta de Andalucía que le ofreció Griñán. Más adelante fue ministra en el Gobierno de Rodríguez Zapatero y en las últimas elecciones generales encabezó la lista del PSOE por Córdoba. Todo esto como independiente, hasta que, coincidiendo con el proceso de primarias socialista, hizo efectiva su afiliación en la agrupación de distrito Centro del PSOE cordobés, en la que el secretario general, Rafael Morales, le dio curso oficial apenas unos días después de que hiciera lo propio con la afiliación de Manuel Torralbo, director general de Universidades de la Junta, y uno de los nombres que suenan como alcaldable socialista para la capital.

La noticia se conoció ayer en la tranquilidad del cónclave del PSOE, en el que ya solo restaba el discurso del nuevo secretario general, Pedro Sánchez. No es que haya terminado el periodo de cambios y de revolución interna en el PSOE, pero, por lo que respecta a los cordobeses, el pescado estaba vendido. Juan Pablo Durán, el secretario general de Córdoba, se incorpora a la dirección federal como vocal tras haber declinado la posibilidad que le brindó la líder del PSOE andaluz, Susana Díaz, de asumir la secretaría de Política Federal (número tres de la ejecutiva), que al final recae en el sevillano Antonio Pradas. Quiere Durán, como se comentó en la crónica de ayer, pelear las próximas elecciones municipales en la provincia.

En cuanto a Rosa Aguilar, lleva varios días figurando en las quinielas de los cambios que Pedro Sánchez y su equipo estudiarán en agosto para hacer efectivos en septiembre. El comienzo del curso político llevará aparejadas nuevas propuestas para las portavocías y otros cargos del grupo socialista en el Congreso y en el Senado. Aguilar dice que nadie ha hablado con ella, pero el runrún de que ocupará un puesto en la dirección del grupo parlamentario es cada vez más fuerte, como también se habla de que otro andaluz, el malagueño Miguel Angel Heredia, podría asumir la secretaría de este equipo en el Congreso, puesto que deja vacante Eduardo Madina, que, tras perder en las primarias, no ha conseguido cerrar acuerdos de consenso con el nuevo líder socialista. Vamos, tanto Madina como José Antonio Pérez Tapias terminaron el congreso denunciando que Sánchez no había hecho el mínimo intento de que tuviera lugar una integración de las tres candidaturas y, por tanto, tres sensibilidades, que concurrieron a las primarias.

Por lo demás, se ha visto clara la potencia de la agrupación socialista de Andalucía a la hora de confeccionar la nueva dirección, cuya líder, Susana Díaz, posó con los siete representantes del PSOE-A que forman parte de la ejecutiva. En el caso de Córdoba se hizo la foto con Durán y con Antonio Ruiz y María Jesús Serrano, integrados los dos últimos en el comité federal (máximo órgano entre congresos).