El pasado martes, Pablo Ruz, el juez instructor del caso Gürtel y ahora también responsable de la investigación de la supuesta contabilidad opaca en el PP, imputó al extesorero Angel Sanchís, que llevó las cuentas de los populares en los años 80. Con Sanchís ya son tres los extesoreros del partido imputados por la Audiencia Nacional, dado que también han recibido imputación por supuesta vinculación con la red corrupta Luis Bárcenas y Alvaro Lapuerta. Los tres han sido guardianes del dinero del PP en los últimos 24 años, aunque para completar la serie histórica falta Rosendo Naseiro, protagonista del célebre caso en el que se vio implicado en 1990, acusado de cohecho y financiación ilegal.

La investigación fue archivada por el Supremo porque su origen estaba en unas grabaciones telefónicas realizadas sin autorización, pero le costó la carrera política a Naseiro, que había recogido el testigo de Sanchís y se hizo cargo de las cuentas de los conservadores desde 1987 hasta el año de su imputación, en el que dimitió y fue sustituido por Lapuerta, quien tuvo como mano derecha a Bárcenas hasta el 2008. En la actualidad, Naseiro es el único integrante del cuarteto de tesoreros que no ha sido señalado por el juez Ruz. Al menos, de momento, porque algo tiene que ver con el ir y venir del dinero de su amigo Bárcenas.

Un polémico crédito

Naseiro es un hombre sin estudios que ha hecho una fortuna personal gracias a la compra y venta de arte. Se dice y le consideran experto en bodegones del siglo XVII. Según parece, Bárcenas le vendió hace décadas cuatro obras de arte que, en el 2006, fueron a parar al Museo del Prado, fruto de un acuerdo con el Gobierno para hacer frente a una deuda tributaria. En mayo del 2011, Naseiro se dejó ver para mojarse por su amigo Bárcenas, a quien defendió y ofreció una coartada ante Antonio Pedreira, el anterior juez instructor del caso Gürtel que terminó archivando un sumario cuyas primeras pesquisas llevaban la firma de Baltasar Garzón (y que ahora ha reabierto Ruz).

¿Qué le dijo a Pedreira? Pues que en el 2002 le pidió un préstamo a Bárcenas de 350.000 euros para poder comprar un cuadro, pero que finalmente no necesitó ese dinero porque consiguió efectivo por otra vía. Así trataba de explicar al juez por qué su amigo había sacado 350.000 euros del Banco Popular y lo había devuelto en menos de un mes. La policía siempre sospechó era un indicio claro de blanqueo de dinero. Y, según el último auto dictado por Ruz, esa tesis policial toma fuerza.

"En lo relativo al delito de blanqueo de capitales, ha sido ya expuesta en la instrucción la existencia de diversas operaciones atribuidas al señor Bárcenas que tendrían como único fin la ocultación del origen y titularidad de los fondos obtenidos", se dice en el auto sobre los cuadros.

De hecho, Ruz menciona de forma específica el crédito demandado en diciembre del 2002 y devuelto en enero del 2003, por lo que no sería de extrañar que Naseiro se vea obligado en breve a darse una vuelta por la Audiencia Nacional.