Mariano Rajoy empezó bien al señalar el paro como el primer problema del país. Y, pese a los malos resultados --en el 2012 se han destruido 850.000 empleos más que en el 2011--, mostró convicción. Y quizá la reforma laboral flexibilice la economía y, cuando tire la demanda, cree empleo. Ahí está, además, la mejora de la balanza por cuenta corriente, esencial porque reduce la necesidad de pedir dinero a los mercados. Pero hay exceso de triunfalismo. La corrección del déficit exterior viene de lejos y se debe tanto a que exportamos más como a la caída de importaciones (por la atonía interior). Si hay reactivación, la balanza empeorará.

Exceso también con la herencia recibida. Cuando el presupuesto (finales de marzo) ya se sabía el déficit del 2011 y Montoro predicó que subir el IVA sería