Defensa sin fisuras. Convergencia está avalando, por el momento con mucha contundencia, la inocencia que proclama Xavier Crespo, diputado de CiU en el Parlamento catalán y exalcalde de Lloret, implicado en un caso de corrupción urbanística con ramificaciones en la mafia rusa. Mas recurrió al refrán que aconseja "separar el grano de la paja" para defender que el caso del diputado gerundense no puede enmarcarse en la cascada actual de denuncias de actuaciones corruptas en instituciones y partidos. "La palabra de Crespo vale", afirmó con rotundidad, cuando se le preguntó en la rueda de prensa que ofreció tras reunirse con el alcalde de Barcelona, Xavier Trias. "El en referencia a Crespo sigue diciendo que todo es falso y que no tiene que ver con la realidad, la corrupción no existe hasta que no se demuestra, es la palabra de unos contra otros y si él lo dice, me fío porque hace muchos años que le conozco", zanjó el líder de CiU.

Más allá del caso Crespo, el president aludió al debate abierto sobre cómo combatir la corrupción y la exigencia de emprender medidas concreta de regeneración democrática. En este ámbito, el discurso de Artur Mas no ha cambiado. Primero, defensa de los suyos. Segundo, una referencia a las actuales normas y controles, que a su juicio ya son "muchos". Y a partir de ahí, la diponibilidad a discutir nuevos cortafuegos.

Sin embargo, el líder de CiU dejó la tarea en manos del Parlament . Con una condición: "Se trata de tomar medidas que tengan un sentido, que se puedan cumplir y se cumplan y no sean sobreactuar". El papel del Gobierno catalán en este combate será de acompañamiento. "Y en último término --avisó Mas-- los comportamientos individuales son básicos por muchas normas legales que haya" al respecto.