Andrei Petrov, considerado un tentáculo en España de la mafia rusa y que habría blanqueado 56 millones de euros procedente del crimen organizado, admitió ayer ante el juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, haber pagado durante cuatro años el patrocinio de los clubs de fútbol y hockey de Lloret de Mar, por exigencia del entonces alcalde, el convergente, Xavier Crespo. "Me aseguraron que para no tener problemas con las construcciones tenía que pagar", dijo el cabecilla de la trama, que ayer ingresó en prisión.

No fue el único que ayer señaló directamente a Crespo y al que fuera su concejal de Urbanismo, Josep Valls. El cuñado del presunto mafioso, Konstantin Mischanin, lugarteniente y hombre de confianza, contó también a preguntas del fiscal anticorrupción que cuando Petrov se ausentaba, él era el encargado de pagar talones. El encargado de recoger esos talones de 30.000, 20.000 o 10.000 euros era el presidente del Club Hockei de Lloret, Joan Lluis Perarnau, quien cada cuatro meses, acudía puntual al despacho.