Un alpinista tan experto como el extesorero del PP, ¿sobrevivirá al alud provocado al descubrirse que escondía 22 millones de euros en una cuenta en Suiza y que, además, repartía sueldazos en negro a muchos altos cargos del partido en los mejores/peores años de Aznar?

La gigantesca lengua blanca persigue al esquiador Bárcenas, amante del fuerapistas y la ascensión a grandes cumbres. El escándalo acabará arrollándolo. O no, que casi nadie se inmuta en esta España corrupta, inmersa en el desastre económico y en el latrocinio. La metáfora de la nieve y el alpinista clava al personaje que durante 20 años movió las arcas del PP como gerente y tesorero hasta que estalló el caso Gürtel . Dimitió tras mucho resistirse y permitir que el impávido Mariano Rajoy se quemara la mano por él. Es el peligro de distraerse leyendo diarios deportivos con un habano en los labios.

El primer aviso de avalancha se cobró la pieza de Baltasar Garzón. El juez erró en el método, pero destapó la trama corrupta vinculada al círculo de los Aznar, con ramificaciones en el Madrid de Esperanza Aguirre y el Levante de Camps y Fabra. Esta semana, cuando el juez Pablo Ruz ha descubierto la cuenta en Ginebra, la única verdad que se le ha oído a Bárcenas es que es un aficionado al alpinismo. "Por eso iba tanto a Suiza".

En el blog del lunático montañero César Pérez de Tudela se descubre que el beneficiario del PP es un excelente esquiador y que en 1987 participó en una cordada al Everest, desde donde pretendía descender en parapente. No pudo cumplir con la chaladura al abortarse la ascensión a 200 metros de la cima. Pérez de Tudela, apóstol de la derecha y del deporte extremos, diploma a Luis Bárcenas en las alturas. Ataca todas las excursiones con su amigo del alma Luis Fraga Egusquiaguirre, un sobrino bilbaíno de don Manuel. Han conquistado el Elbruz (Georgia, 5.642 m.), el Olympo griego, el Beluja siberiano (4.506 m.), han hecho suyos los Alpes, los Pirineos y la sierra de Gredos. Se intuye el contenido de las mochilas al llegar a Suiza.

Esquí extremo

¿Qué hizo el tesorero de los 22 millones, alias Luis el cabrón , el día que finalmente dimitió? Ascender al Aneto aragonés y descenderlo esquiando. Los 56 años no le impiden practicar el heliski , alcanzar una cumbre en helicóptero y lanzarse por nieve virgen como si fuera un veinteañero del snowboard .

Ha experimentado la soledad del montañero, alcanzando los 4.810 metros del Montblanc desde la vertiente del valle de Aosta. A 30 grados bajo cero, dentro de una tienda y alimentándose de fideos secos de una sopa hecha con agua de nieve. La langosta, el caviar, el fuá y el champán debían esperarle en el refugio de Punta Helbronner para disfrutar de la magnitud del Cervino, el Monte Rosa y el Gran Paradiso.

Helbronner , palabra alemana como gürtel (cinturón) o sparbüschse (hucha). Y qué no ha sido Luis Bárcenas más que la gran hucha del PP. Tàssies recrea en la ilustración al alpinista despeñándose. En la cordada faltan los Aznar, Acebes, Arenas, Zaplana y tantos prebostes que copaban el balcón de Génova cuando tocaba celebrar las victorias de 1996, del 2000 y del 2011.

Otra metáfora fácil pero irremediable: Luis Bárcenas Gutiérrez es de Calañas. De este pueblo onubense donde vino al mundo como crupier de la alta política olvidó la buena calaña y cultivó la mala. Su familia desapareció de la localidad, y supieron de él cuando llegó a senador por Cantabria. Hoy, en la hora de la vergüenza, nadie le recuerda en Calañas. Ni siquiera mirando las fotos de los diarios camino de la Audiencia, con traje de sastre exclusivo, zapatos a medida y la carterita bajo el brazo donde alguna vez durmieron recibos y nóminas clandestinas.

Tras el estallido de esta semana, los calañeses sabrán que Luis Bárcenas y Rosalía Iglesias Villar (también imputada) tienen dos hijos y comparten escritura de un chalet de lujo en Baqueira Beret, una casa en Guadalmina y un piso señorial en la madrileña calle del Príncipe de Vergara, en el barrio de Salamanca. ¿Y qué más? Mientras se indaga, Luis el cabrón tira al monte.