La avenida del Barón de Cárcer aún parte hoy en dos el céntrico barrio valenciano de Velluters. Comienza en el Mercat Central y desemboca en la plaza de San Agustín, donde dan inicio la mayoría de las manifestaciones. Aunque muchos vecinos lo desconocen, el Barón de Cárcer fue el primer alcalde franquista de la ciudad (1939-1943). Una treintena de nombres como el suyo resisten todavía en las calles de la que fuera, antes que Barcelona, capital de la Segunda República, pese a que el Consistorio aprobó recientemente retirar el título de alcalde honorífico a Franco.

Perdura, por ejemplo, la calle del General Urrutia, militar sublevado en Zaragoza en 1936, o la del Comandante Franco, hermano del dictador, que bombardeó varias veces Valencia. También la vía Ramón Contreras, cofundador de Falange Española. Y el Grupo Antonio Rueda, un conjunto de calles dedicado a falangistas "caídos por Dios y por la patria". Por eso mañana, la comisión de Cultura del Ayuntamiento debatirá la conveniencia o no de retirar sus nombres. El PSPV, Esquerra Unida y Compromís, que batallan desde hace años por que se erradiquen esta nomenclatura, están convencidos de que la ley de memoria histórica avala su retirada.

PRESION DE LA OPOSICION La retirada del título de alcalde honorífico a Franco sucedió solo después de que un juez obligara al Ayuntamiento gobernado por la popular Rita Barberá a hacerlo. Compromís ganó un recurso contencioso-administrativo, después de que toda la oposición lo exigiese en reiteradas ocasiones y el pleno, con la mayoría absoluta del PP, siempre lo rechazase con el recurrente argumento de "no hurgar en las heridas del pasado". Sin embargo, la pérdida del título para el dictador 37 años después es solo un pequeño paso. Franco aún detenta la medalla de oro de la ciudad y otra treintena de personajes ligados al alzamiento militar de 1936 y al régimen posterior aparecen en el cuadro de honores del Ayuntamiento.

En septiembre, el vicealcalde, Alfonso Grau, aceptó de forma parcial una moción de Esquerra Unida y planteó a la oposición que si tenía conocimiento de estos honores y símbolos los llevaran a la comisión de Cultura y, si contravenían la ley, se retirarían. "No podemos permitir que el callejero y el cuadro de honores sean rehenes de personas que no están a favor de la democracia", sostiene Matías Alonso, coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria en Valencia.

AUTORIDADES REACIAS ¿Pervive en Valencia más simbología franquista que en otros lugares? "No hay duda de que el régimen de Franco quiso hacer más patente su victoria en las ciudades donde se le opuso más resistencia, pero, además, en Valencia, quienes están en las instituciones dicen con la boca pequeña que no son nietos ni herederos del franquismo, pero son muy reacios a eliminar todos sus trazos", opina Antonio Montalbán, regidor municipal por Esquerra Unida entre 1999 y el 2007.

Más allá de las nomenclaturas oficiales, la herencia franquista sigue presente en otros espacios de la ciudad. El propio Franco ordenó pintarse en el retablo del altar mayor de la céntrica Iglesia del Carmen. Y ahí sigue. Y el colegio público Teodoro Llorente está presidido por un escudo con un águila imperial que, aunque habitualmente tapada por alguna pancarta, da la bienvenida al centro.