En los momentos de mayor tensión de la protesta frente al Congreso del pasado martes, un grupo de manifestantes, la facción más violenta de los indignados, se dedicó a lanzar adoquines cuando la policía empezó a dispersarlos. Los agentes respondieron cargando a diestro y siniestro. La red estaba ayer plagada de vídeos que atestiguaban la violencia ejercida. Pero lo más sorprendente fue lo que pasó después, ya muy entrada la noche, en la estación de Atocha, cuando los policías bajaron a los andenes y dispararon pelotas de goma, tanto a los que habían protestado como a los simples viajeros que esperaban su tren. Para el PP, se trató de una actuación ejemplar. Para el resto de los partidos, se les fue la mano.

Y al mismo tiempo, la Coordinadora 25-S, uno de los organismos impulsores de la movilización, convocó otra protesta frente a la Cámara baja. "No vamos a parar hasta que caiga el Gobierno", dijeron sus portavoces por la mañana. Pero esta vez fue todo más tranquilo. Miles de personas se concentraron de nuevo en la plaza de Neptuno, a unos 200 metros del Congreso, y gritaron consignas contra el Gobierno y la policía.

"VIOLENCIA EXTREMA" Un día después de un 25-S que se saldó con 64 heridos y 35 detenidos, los conservadores reaccionaron elogiando a las fuerzas del orden y arremetiendo contra los manifestantes. Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid y una de las más beligerantes con los que protestaron, dijo en RNE: "Quiero felicitar a la policía porque demostró su profesionalidad en circunstancias muy difíciles". Y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, dijo que los agentes habían actuado "magníficamente" ante la "violencia extrema" de "algunos manifestantes". Mariano Rajoy prefirió concentrarse en los ciudadanos que no se quejan. "Mi mayor reconocimiento a la inmensa mayoría de españoles que no se manifiesta y no sale en la prensa. Están ahí pero no se les ve", dijo el jefe del Ejecutivo en Nueva York, informa Pilar Santos. Las protestas, sin embargo, también llegaron a él. Un pequeño grupo con pancartas le siguió hasta las puertas de la America Society.

La realidad, para el PSOE, fue otra. Alfredo Pérez Rubalcaba habló en términos más amplios. En su opinión, "los políticos se equivocarían si solo hablaran del orden público", como está haciendo el PP, ya que "hay un gran malestar social de fondo". Rubalcaba fue muy duro en su diagnóstico. A Rajoy, opinó, "se le está yendo el país de las manos", y debe dar respuesta a "la fractura social, la territorial y la política" que vive España.

Pero la mayor contundencia llegó desde IU-ICV. Sus diputados pidieron la comparecencia de Fernández Díaz y exigieron que el Gobierno aclare cuánto ha costado el dispositivo policial, compuesto por más de 1.300 agentes llegados desde casi toda España. "Fue absolutamente desproporcionado --señaló su portavoz, Joan Coscubiela--. Al Gobierno le falta cultura de la seguridad preventiva".

Mientras tanto, a los 35 detenidos se les imputaron cargos que son competencia de la Audiencia Nacional, como el delito contra organismos de la nación, pese a que en ningún momento accedieron al Congreso. Sin embargo, a última hora de ayer este tribunal no había recibido comunicación alguna, informa Margarita Batallas. Fuentes judiciales expresaron su malestar por el hecho de que fuese la policía, en lugar de la fiscalía y los jueces, quien realizara directamente las imputaciones.