Como todos los grupos salvo el del PP, los socialistas consideran que nunca el país necesitó un debate sobre el estado de la nación "tanto como ahora", y ayer, un día después de que el Gobierno anunciase que no pensaba celebrarlo, Alfredo Pérez Rubalcaba incidió en esta idea. Pero también anunció una iniciativa para intentar forzar al presidente, Mariano Rajoy, a convocar la cita parlamentaria más importante del año. Se trata de una proposición no de ley, que el PSOE trasladará al resto de la oposición, en la que se busca presionar al Ejecutivo. Pero la propuesta tiene mucho mayor recorrido simbólico que práctico. Dada la mayoría absoluta del PP en el Congreso, no saldrá adelante.

"En septiembre de 1983, se inauguró una práctica parlamentaria que supuso un importante avance en la calidad democrática de este país--explica el texto de la iniciativa--. Precisamente cuando la dificultad de la situación del país justificaría más que nunca su celebración, cuando la ausencia de explicaciones claras está incluso perjudicando la imagen de España, el Gobierno demuestra su voluntad de dar la espalda a los ciudadanos".

Mientras tanto, fuentes del Ejecutivo insistieron en que la comparecencia del presidente el próximo 11 de julio, para detallar los asuntos del Consejo Europeo, será suficiente, pues allí se hablará de la política económica del Gobierno.