Tuvo mucho de deshielo la reunión de tres horas que mantuvieron ayer en la Moncloa Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba. No se alcanzó esa "posición común" ante la UE que el secretario general del PSOE reclama al presidente del Gobierno, pero solo el hecho de que mantengan un diálogo, algo que no ocurría desde marzo pese a todas las turbulencias que se ciernen sobre España, es ya un cambio. Ambos dirigentes quedaron en mantener el contacto cara al Consejo Europeo de finales de junio.

El encuentro, que vino precedido de otro entre el jefe del Ejecutivo y el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, fue básicamente econó- mico, muy centrado en la UE. Aquí, las versiones de uno y otro lado difieren. Fuentes socialistas señalaron que Rajoy y Rubalcaba pactaron tener una "voz única" en Europa. Desde el Gobierno, sin embargo, se habló simplemente de "objetivos compartidos". En cualquier caso, la distancia entre Gobierno y PSOE es amplia en este asunto. Ambos consideran que hay que combinar la contención del gasto con el crecimiento, así como impulsar un plan europeo de empleo para jóvenes, pero Rubalcaba insiste en los eurobonos y en la moratoria en la reducción del déficit, mientras que Rajoy es escéptico ante el instrumento financiero y mantiene su discurso de austeridad a ultranza.

LA URGENCIA En lo que sí hubo acuerdo fue en las otras dos patas del encuentro. Por un lado, en crear una comisión de trabajo para evitar las duplicidades en las administraciones, ya sean municipios, diputaciones o autonomías. Y por otro, en renovar los organismos constitucionales, algo para lo que se necesita el acuerdo de los partidos mayoritarios. Más que el Defensor del Pueblo y el Tribunal de Cuentas, urge el Tribunal Constitucional. Uno de sus miembros falleció hace cuatro años y no tiene sustituto. Otros tres están fuera de plazo desde hace año y medio. El martes, los magistrados amenazaron con "medidas drásticas" si no se procedía a su renovación. Y socialistas y populares, tras acusarse mutuamente del "bloqueo" en toda esta etapa, se esfuerzan por acordar lo que no han podido acordar hasta ahora.

En principio, dos magistrados deberían ser propuestos por los conservadores y otros dos por los socialistas. Pero CiU quiere proponer a uno. Sea como sea, reafirmaron su disposición para que todos estos organismos, y también el cargo de gobernador del Banco de España, estén renovados antes de que acabe junio.

La cita surgió a petición de Rubalcaba. El líder socialista, al que una parte de su partido intenta empujar a un modelo más duro de oposición, ha venido insistiendo en la necesidad de un pacto entre ambas fuerzas. Pero el Gobierno tiene mucho más interés en CiU que en el PSOE. El Ejecutivo ha pactado los recortes sociales, la reforma laboral y el decreto sobre RTVE con los nacionalistas, y mientras tanto no ha atendido, hasta ahora, a los ofrecimientos de Rubalcaba.

LOS RECELOS Fuentes gubernamentales alegan que los socialistas están más pendientes de manifestarse en la calle que de hacer política "constructiva", que ni siquiera apoyaron la ley de estabilidad presupuestaria --pese a que provenía de la reforma constitucional pactada en agosto pasado por Rajoy y José Luis Rodrí- guez Zapatero-- y que los interlocutores útiles del Ejecutivo no están en el PSOE, sino en Europa. Prueba de esa intención de minimizar el papel del principal partido de la oposición es el formato de las reuniones de ayer: Rajoy citó primero a Duran. Después se vio con Rubalcaba.