El papel del Banco Central Europeo (BCE), presidido por Mario Draghi, fue uno de los puntos abordados en la cumbre. España, apoyada por Francia e Italia, defendió una actuación mayor de la institución para suavizar los efectos de la crisis sobre la deuda de los países acosados y garantizar liquidez al sistema financiero europeo. Draghi ha paralizado desde hace más de diez semanas las compras de deuda pública en el mercado secundario de los países en apuros, como España e Italia, para forzar a ambos gobiernos a adoptar recortes sustanciales bajo la presión de los mercados. Draghi ha usado esa inactividad para obligar al España a sanear la banca.