El presidente español, Mariano Rajoy, recibió ayer el respaldo de la cancillera alemana, Angela Merkel, a las reformas aprobadas en sus primeros cuatro meses en el Ejecutivo y, en especial, a la del sector financiero. Según detalló, él se comprometió a continuar con las políticas de austeridad, de las que ella es fiel defensora. "Le he explicado que vamos a seguir haciendo esfuerzos para hacer de España un país en el que las administraciones públicas no gasten más de lo que ingresen y no continúen endeu- dándose hasta el infinito", dijo.

La cita, que duró hora y media y se celebró en uno de los barcos que navegan por los canales de Chicago, ciudad donde ayer empezó la cumbre de la OTAN, se produjo solo dos días después de que el Ministerio de Hacienda reconociera que el déficit del 2011 es aún mayor (hasta el 8,9% del PIB) de lo pensado por el desvío de tres autonomías del PP (Valencia, Madrid y Castilla y León). En la comparecencia tras la reunión, en la que Rajoy no admitió preguntas, el presidente solo insistió en que las regiones se han comprometido a ofrecer cuentas claras y explicó el aval que acababa de recibir de la cancillera.

Aseguró que Merkel aplaudió sus reformas y el "ejercicio de transparencia" que los bancos van a hacer en las próximas semanas, cuando serán examinados por dos consultoras independientes. Además, la cancillera le confirmó que asistirá el 6 de septiembre a la conferencia de empresarios alemanes que se celebrará en Madrid con el objetivo de atraer inversiones a España. Pero el aplauso de Merkel puede verse como un ejercicio de cinismo, puesto que el análisis al que se someterán las entidades esta- rá tutelado por el Banco Central Europeo (BCE) y prácticamente ha sido impuesto por Bruselas, en otra prueba de la desconfianza que envuelve al sistema financiero y al Banco de España.

PULLA A HOLLANDE Rajoy comentó que sería "muy positivo" que "otros" países de la UE también sometieran a sus bancos a esa valoración exhaustiva, en referencia a Francia, aunque no los citó. El jefe del Ejecutivo está molesto por el comentario que el presidente francés, Françoise Hollande, con quien se verá el miércoles en el Elíseo, hizo de los bancos españoles y la posibilidad de que necesiten ayudas del fondo de rescate europeo. Extremo que fuentes oficiales del Gobierno reconocen sin micrófonos ni cámaras, e incluso apuntan a que esa ayuda que requerirán las entidades será de entre 30.000 y 40.000 millones.

Rajoy aseguró que había insistido ante Merkel en el compromiso que España tiene con la UE y la moneda común, y le pidió que se siga avanzando en el proceso de integración fiscal. El Gobierno desea que la eurozona progrese hacia una cesión de soberanía fiscal, para recuperar la credibilidad perdida, y dote de mayor poder al BCE. El Ejecutivo confiaba en que esta institución atajara la sangría de la prima de riesgo esta misma semana con una mera declaración pública que parara los pies a los especuladores o, en el mejor de los casos, que comprara deuda masivamente a los países periféricos, como ha hecho otras veces. No ocurrió ni una cosa ni la otra.

En el Gobierno temen que ese gesto tarde en llegar algunas se-