"El Partido Popular de la Comunidad Valenciana es honrado. Quiero que seamos un modelo de conducta, lo necesitamos, para recuperar el prestigio del noble ejercicio de la política". Eran las palabras de Alberto Fabra, poco antes de ser elegido presidente del PPCV con el 81,3% de los votos en el 13º congreso del partido, donde todos se esforzaron en borrar la herencia dejada por el expresidente Francisco Camps, ayer ausente en el cónclave. Ni el díscolo presidente del partido en Valencia, Alfonso Rus, impidió que Fabra tomase las riendas con una nueva directiva en la que quiso contentar a todos.

Ya se había iniciado el congreso --con protesta incluida de los trabajadores de RTVV contra el ERE anunciado-- cuando a Rus aún se le vio fuera hablando con otros compromisarios. Rita Barberá llegó casi dos horas tarde a la cita. La alcaldesa de Valencia era, junto a Rus, quien había mostrado más reticencias a la hora de asumir la candidatura presentada por Fabra. Los desplantes de ambos hacia el presidente, no obstante, acabaron en final feliz; al menos hasta nuevo aviso, pues el conciliador Fabra fue ecuánime en el reparto territorial de los cargos.

Serafín Castellano, consejero de Gobernación, será el nuevo secretario general y César Sánchez, alcalde de Calpe (Alicante), nuevo vicesecretario en sustitución del portavoz del Consell y vicepresidente, José Císcar. Nadie del Gobierno ni de la dirección del partido ha acudido al cónclave. Los populares valencianos deberán conformarse hoy, en la clausura, con un vídeo de Rajoy y los parlamentos del apartado Esteban González Pons y de los presidentes de Baleares, José Ramón Bauzá, y Galicia, Alberto Núñez Feijóo.