Ni 24 horas después de que muchas plazas se abarrotaran de indignados exigiendo otra manera de hacer política, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, habló ayer en Bilbao como si las protestas no fueran con él. Ignoró al 15-M y no se apartó ni un milímetro del guión que desde el primer día está siguiendo su Gobierno: digan lo que digan, las reformas van a seguir. Y se puso muy serio cuando se dirigió a las comunidades autónomas. Sin mencionar ninguna, ni siquiera Asturias, les avisó de que llegará hasta las últimas consecuencias para que se cumpla la ley de Estabilidad: "Les vamos a exigir a todas las autonomías que la cumplan, a las grandes y a las pequeñas. Y vamos a ayudarles. Pero hago un llamamiento a todos los dirigentes. Les digo que toca ser serios, que tendrán que cumplir, como cumplirá el gobierno de España. "No estoy dispuesto a que nadie incumpla. Yo el primero". Dejando bastante claro que no se arrugará si decide intervenir.

En su primera visita al País Vasco como presidente del Gobierno, Rajoy defendió el camino emprendido por su Ejecutivo de seguir aprobando cada viernes reformas como única opción: "Vamos a salir de la crisis si el Gobierno no se cansa de hacer reformas, y el Gobierno no se va a cansar", advirtió.

EJEMPLOS ELEMENTALES Rajoy siguió el mismo guión que ya utilizó hace dos semanas en la clausura del congreso del PP madrileño. Hablar lentamente y con ejemplos muy claritos, echando mano a la economía doméstica e incluso al cuerpo humano... "Podemos tener bien los riñones, el hígado, el corazón... Pero si el sistema circulatorio no va bien...".

Son tan escasas sus intervenciones públicas, y contadas con los dedos de una mano sus ruedas de prensa en solitario y con preguntas, que ayer a nadie le importó en Bilbao que el presidente se extendiera. Rajoy defendió la última reforma financiera aprobada el viernes como una buena solución definitiva, tras años de "parches y soluciones parciales". Y aseguró que si eso mismo se hubiera hecho hace cuatro años, no se tendría que haber hecho ahora "tarde, mal y a rastras". El presidente contó que, con esta última reforma, lo que se pretende es generar credibilidad, conseguir crédito y facilitar la inversión ante las dudas en los mercados internacionales que siguen generando la salud de los bancos y cajas españoles.

Una vez más, Rajoy reconoció que el Ejecutivo ha tenido que tomar medidas que no quería, incluso en contra del programa electoral del PP, pero las defendió como la única alternativa. Y advirtió de que se seguirán tomando mientras sean necesarias para salir de una crisis a la que no quiso ponerle fecha de caducidad. El presidente confesó que recibe a diario cartas "muy sinceras" de ciudadanos que lo están pasando "muy mal", y que algunos le sugieren medidas para revertir la situación.