Es posible que el nuevo Gobierno no sea todavía consciente de que el desánimo y la resignación se están instalando en la sociedad española. Porque la crisis se prolonga ya durante demasiado tiempo y porque no se ve la luz al final del túnel, pero también porque muchos se habían creído las afirmaciones del PP de que el problema era Zapatero y una vez que consiguieran desalojarle de la Moncloa e instalar allí a Rajoy todo sería distinto. Hubo incluso gente de izquierdas que creyó que Zapatero era un desastre y que para esto de ajustar la economía, mejor la derecha.

Lo que ha ocurrido, sin embargo, es que la llegada del PP al Gobierno ha certificado los peores augurios; que las cosas están muy mal, sí, pero que empeorarán más --no se sabe por cuánto tiempo-- y, lo más grave, que los conservadores tampoco tienen la panacea para salir de la crisis. De hecho, las medidas adoptadas hasta el momento por el Ejecutivo han dejado que se perciban con nitidez varias cosas: que no somos Grecia, ¡faltaría más!, pero que desde Europa, y con el apoyo entusiasta del Gobierno, nos aplican la misma medicina que a los griegos. Y si se mira hacia Grecia, solo nos queda confiar en que no se pasen en la dosis.

El PP no parece tener la solución y, además, no solo hace lo que dijo que no haría, no, hace lo que dijo que era malo, malísimo para la economía española. Empezando por esa subida de impuestos que, solo semanas antes, Rajoy criticaba porque traería paro y recesión, y continuando por una reforma laboral "agresiva" (lo dijo De Guindos) que despoja a los trabajadores --hasta donde se sabe, la parte más débil de la relación laboral-- de la protección de los convenios, dejándoles a la intemperie y con riesgos de una rebaja salarial impuesta y de un despido cada vez más fácil y más barato. Hay también una panoplia de declaraciones contra el abaratamiento del despido del propio Rajoy poniendo a caldo la "media reforma" de Zapatero, "porque lo que necesita España es fomentar la contratación, no facilitar el desempleo". Ya ven. No es por joder, pero dicen que "lo más duro está por llegar" en esos presupuestos que se conocerán tras las elecciones andaluzas y que vienen cargados de recortes. Ahora que Rajoy cuenta la verdad y dice que en el 2012 subirá el paro y caerá la economía, estaría bien que explicara cómo es que los excesos del mercado financiero que hundieron Lehman Brothers y, de paso, la economía mundial, los tienen que pagar los parados españoles, los pensionistas griegos y los funcionarios portugueses. Por favor, que alguien lo explique.