Seis meses escasos ha durado la legislatura en Asturias, que ya se presagiaba movida a tenor de los resultados de las elecciones autonómicas del pasado 22 de mayo. En minoría y tras ver cómo el PSOE y el PP le tumbaban los presupuestos de la comunidad, el presidente del principado, Francisco Alvarez-Cascos, cortó ayer por lo sano, disolvió el Parlamento regional y convocó a los asturianos a las urnas el 25 de marzo, coincidiendo con los comicios andaluces. El exdirigente del PP y actual líder del Foro Asturias no pudo sacar adelante las cuentas autonómicas y se vio forzado a prorrogar el presupuesto del 2011, elaborado por el anterior Ejecutivo, comandado por el PSOE e IU.

Tras romper con el PP al no lograr la candidatura a la presidencia del principado, Cascos logró ganar las elecciones con el Foro Asturias en escaños --en votos ganó el PSOE--, aunque quedó lejos de la mayoría absoluta, con 16 de los 45 diputados del Parlamento regional. Los socialistas se hicieron con 15 representantes, los populares obtuvieron 10 escaños e IU se quedó con 4. En este contexto, la gobernabilidad se intuía más que complicada, como demostró el hecho de que Cascos tuviese que esperar dos meses hasta ser investido presidente, ante la amenaza de la oposición de apoyar a un candidato alternativo para evitar que gobernase el Foro.

El exvicepresidente del Gobierno con José María Aznar superó este primer obstáculo y alcanzó la presidencia, pero la búsqueda de acuerdos para sacar adelante su acción de gobierno ha puesto de manifiesto la imposibilidad de dialogar y negociar con la oposición, sobre todo con el PP, su aliado natural, dada la profundidad de las heridas que le llevaron a dejar sus filas. Cascos acusó a su anterior partido y al PSOE de un "complot" para bloquear sus iniciativas políticas, pero socialistas y populares achacaron la falta de sintonía al talante poco conciliador y a la actitud bronca mantenida por el exministro pese a su extrema debilidad parlamentaria.

JUGADA ARRIESGADA La maniobra de Cascos de anticipar las elecciones, facultad del presidente de Asturias desde la reforma de su Estatuto, entraña cierto riesgo, ya que solo seis meses después de ganar las autonómicas, el Foro Asturias perdió la mitad de sus votos en las generales, pasando a tercera fuerza política. Cascos se someterá al veredicto de la ciudadanía en busca de una mayoría más amplia, pero el adelanto electoral revela su incapacidad para dialogar con la oposición. Y se da por hecho que repetirá como candidato del Foro. No obstante, la jugada descoloca más a PSOE y PP, que deberán precipitar decisiones.