El juez Baltasar Garzón ha empezado a ser interrogado por abogado Ignacio Pelaez que ejerce la acusación particular y después responderá a las preguntas de las otras dos ocasiones y del ministerio fiscal. Durante la instrucción, Garzón se negó a contestar a las preguntas de las acusaciones. Sin embargo, ahora ha cambiado de estrategia para demostrar que no tiene nada que ocultar.

Las primeras preguntas se están centrando en su decisión de ordenar las escuchas de los abogados de los principales acusados de la trama Gürtel con sus letrados. El togado ha explicado que en su decisión extremó la protección del derecho de defensa.

Esta declaración se ha aplazado a la sesión de tarde porque esta mañana la sesión se ha dedicado a resolver cuestiones procesales. Los magistrados han rechazado la mayoría de las pruebas solicitadas por el togado de la Audiencia y solo han aceptado que declare como testigo el funcionario de su juzgado en la Audiencia Nacional que tramitó el sumario del caso Gürtel para demostrar que las escuchas que autorizó en la cárcel entre los letrados y los principales cabecillas de esta trama de corrupción no vulneraron el derecho de defensa. Además, la sala ha admitido escuchar algunas de estas conversaciones, aunque lo más probable es que las oiga a puerta cerrada.

Garzón se encuentra preparado para su interrogatorio. El Tribunal Supremo le ha preparado una silla de terciopelo rojo detrás de una mesa en el somne salón de plenos del alto tribunal. El juez se ha tenido que quitar la toga para prestar declaración, ya que solo puede hacer uso de esta prenda cuando se coloca en el estrado junto a su defensor.

El togado de la Audiencia está acusado de prevaricación y un delito contra las garantías constitucionales y se enfrenta a penas de inhabilitación de entre 10 y 17 años.