Superado con alivio el 20-N, el PNV vive ya con cierta tensión la proximidad del congreso que celebrará entre el 13 y el 15 de enero, en el que se deben dirimir los juegos de poder interno para los próximos cuatro años. Nadie cuestiona la reelección de Iñigo Urkullu como presidente, pero a este le falta demostrar su influencia en la composición de la ejecutiva imponiéndose a las organizaciones de Guipúzcoa y Alava, mucho más afines al adalid del sector soberanista del partido, Joseba Egibar.

La coincidencia de los debates previos a la sexta asamblea general (esa es su denominación oficial) con una campaña en la que estaba en juego la continuidad del grupo parlamentario ha ocultado el mar de fondo en las aguas peneuvistas. La aparente calma indicaba que se habían reconducido las tensiones entre los fieles a Urkullu y los seguidores de Egibar, pero tres días después de que el partido celebrase el éxito de confirmarse como primera fuerza del País Vasco se encendieron todas las alarmas.

La luz roja la prendió el propio Urkullu, cuando el pasado martes se dolió de que el PNV solo haya ocupado el primer lugar en un municipio de Guipúzcoa (Hondarribia) quedando relegado a una cuarta posición en Alava, un territorio que gobernó hasta los comicios municipales del pasado mayo. Reprochó indirectamente a los responsables guipuzcoanos y alaveses del partido que hubieran centrado el tono de la campaña en "lo identitario" y en "lo épico", descuidando aspectos importantes de la gestión desarrollada en el Congreso de los Diputados.

Como era de esperar, las críticas del líder del PNV, tradicionalmente hermético a la hora de tratar cuestiones internas, no sentaron nada bien entre los aludidos. Egibar optó por dejar que su número dos, el concejal en San Sebastián Eneko Goia, confirmara el malestar generado por las "inoportunas y desafortunadas" palabras del presidente de los peneuvistas y levantara así la espita del enfrentamiento.

La recogió el presidente de la ejecutiva de Alava y amigo de Egibar, Iñaki Gerenabarrena, que tachó de "muy sorprendentes" las palabras de Urkullu y negó haber propiciado un discurso identitario. Desde hace varios meses, Generabarrena está bastante distanciado de su presidente, que no comprende ni respalda la actuación que ha mantenido en un caso de corrupción interna que actualmente investigan los tribunales y que ha implicado a colaboradores muy directos del dirigente alavés.

EQUILIBRIO CALCULADO La situación ha propiciado que un significativo grupo de militantes de esa provincia se muestren dispuestos a coger el relevo al frente del partido. También en Gui- púzcoa se han producido movimientos del sector crítico con Egibar, pero su fuerza es muy limitada y la expectativa es que se acabe optando por reeditar el calculado equilibrio entre las direcciones de Bilbao y de San Sebastián para que, a pesar de todas las escaramuzas, finalmente la sangre no llegue al río.

El calendario también cuenta. En estos momentos se está llevando a cabo la segunda vuelta del complicado sistema de elección interna de los dirigentes del PNV, que acabará el próximo marzo. Entonces se deberá afrontar otra gran cuestión pendiente, la elección del cabeza de cartel para las próximas y decisivas elecciones autonómicas, que se celebrarán en el 2013.