La reforma laboral y la necesidad de incrementar los ingresos públicos por la vía de las subidas impositivas son dos de los puntos que requieren una mayor celeridad por parte del nuevo Gobierno de Mariano Rajoy, según los expertos.

Con una ambigüedad calculada, el programa electoral del PP solo apostaba por una reforma "integral" del mercado laboral. En línea con el preacuerdo de negociación colectiva firmado por UGT, CCOO y CEOE, se avanzaba que "para cuestiones laborales y de condiciones de trabajo, tendrá prevalencia el convenio o pacto de empresa". Esto no quiere decir que Rajoy vaya a suprimir los convenios provinciales, entre otras cosas, porque la CEPYME se niega. Solo se conoce una medida concreta para la creación de empleo: 3.000 euros de ayuda al autónomo que contrate a su primer trabajador.

Los empresarios y los expertos han pedido un contrato único, para acabar con la dualidad, que conllevaría una indemnización de 20 días por año trabajado.

Y para acabar con el alto porcentaje de desempleo juvenil han aportado la idea de un contrato de aprendizaje que sea compatible con los estudios, con un salario de entre 450 y 600 euros, por debajo del salario mínimo interprofesional (SMI) que es de 641,40 euros. Oficialmente el PP no ha dicho nada, pero lo ve con buenos ojos.

CONSENSO Y en el apartado de las finanzas públicas también hay un gran consenso entre los analistas. Tarde o temprano será necesario subir algunos impuestos para aumentar los ingresos de las administraciones. "No se puede solucionar todo con recortes", afirma Antonio Argandoña, profesor de Economía del IESE.

Aunque seguramente serán precisas medidas de urgencia para resolver cuestiones inmediatas y para calmar a los mercados, el nuevo Ejecutivo deberá acometer una reforma global del sistema fiscal. "Al final será necesaria una reforma global, es decir, determinar cuánto tiene que pesar el IVA, cuánto el IRPF", asegura Argandoña.

En la medida en que el déficit público se acerque al objetivo del 6% del producto interior bruto (PIB) este año el nuevo Gobierno tendrá más o menos tiempo para tomar medidas, dice Argandoña. Si se dispara tendrá que dar una clara señal con rapidez de que quiere solventar el problema, ya que el objetivo de déficit para el 2012 es del 4,4%.