Se esperaba alguna concesión significativa, pero no la hubo. En su primera comparecencia pública desde que comenzaran las protestas populares hace tres semanas, el presidente sirio, Bashar al Asad, aseguró que su país es víctima de una conspiración extranjera para destruirlo sembrando la división sectaria. Desde la tribuna de un Parlamento entregado, Asad declaró que las reformas políticas no son prioritarias y llamó a la ciudadanía en tono desafiante a movilizarse para defender el país. Sus palabras encendieron a la titubeante y machacada oposición. Miles de personas se echaron a las calles en Deraa y Latakia coreando "libertad, libertad".

Aunque el régimen sirio no haya vivido nada semejante desde que Asad padre aplastara a sangre y fuego una rebelión islamista en los 80, se siente todavía cómodo y con la situación bajo control. Y eso es lo que transmitió Asad a sus conciudadanos. Relajado y sonriente como si estuviera ante una distendida reunión de amigos, cultivó esa imagen de reformista que algunos quieren atribuirle, afirmando que es partidario de hacer frente a las demandas de la población, pero a su debido momento. "Las reformas no pueden ser dictadas por una moda pasajera. Si se adoptan como un reflejo a la ola que vive la región son destructivas", aseguró. Recurriendo al credo de su padre y la vieja guardia, insistió en que la prioridad es "mantener la estabilidad".

ESPERANZAS DE APERTURA Su discurso había despertado algunas esperanzas de apertura, después de que una de sus asesoras insistiera durante toda la semana en que muy pronto se anunciarían medidas como la cancelación de las leyes de emergencia. Vigentes desde 1963, otorgan poderes absolutos para sofocar la más mínima disidencia con arrestos arbitrarios y encarcelamientos por tiempo indefinido. "El estado de emergencia puede crear algún sufrimiento a la población, pero, en cambio, no podemos aplazar nuestra preocupación por la salud de los niños", dijo el presidente.

Asad describió la protestas que acechan a su régimen como parte de "una conspiración extranjera, tanto interna como externa" y acusó a las televisiones por satélite de propagar mentiras y falsedades. "Se está provocando el caos en el país bajo el pretexto de las reformas". Los conspiradores, añadió, intentan imponer "la agenda israelí".

JOLGORIO Sus palabras fueron continuamente recibidas con jolgorio por un Parlamento que le ovacionó, coreó "Dios, Siria y Bashar" y rió sus chascarrillos, mientras miles de simpatizantes del régimen siguieron el discurso a través de pantallas gigantes en la calle. Uno de los diputados le espetó: "El pueblo árabe no es lo suficientemente bueno para que tú lo lideres".

Pero la situación que vive el país es delicada. La represión de las manifestaciones ha dejado 130 muertos, según varias oenegés sirias, aunque el régimen habla solamente de 30. Para el viernes se han convocado nuevas manifestaciones a través de las plataformas activas en las redes sociales de internet. "Lo que ha hecho ha sido desafiar a su pueblo y a la comunidad internacional", declaró a Reuters Maamoun al Homsi, destacada figura de la oposición desde Canadá. "El levantamiento no cesará porque hay derechos que conquistar", añadió. En Siria apenas queda lo que se podría llamar oposición organizada. Casi todos sus líderes viven en el exilio después de haber pasado largas temporadas en la cárcel.

Lo que está claro tras el discurso de ayer es que Asad no va a ceder un ápice a menos que esté acorralado, un escenario todavía muy lejos de la realidad. Hay quien piensa que es la vieja guardia la que ha frenado los impulsos reformistas de este oftalmólogo educado en Londres y llamado a llevar una vida placentera sin preocupaciones hasta que su hermano Basil, el pretendido heredero, murió en un accidente.

Nada más concluir su discurso unas 3.000 personas salieron a manifestarse en el puerto costero de Latakia y, según la plataforma Syrian Uprising 2011 Information Center, convertida en una de las voces de la revuelta, algunos fueron atacados con disparos desde varios vehículos. La misma fuente aseguraba anoche que hay al menos 16 muertos.