La publicación de las actas en las que los etarras plasmaron su visión sobre el último proceso de paz dio lugar ayer a un déjà vu en el Congreso: el Gobierno y el PP, de nuevo a la greña por asuntos vinculados a la lucha antiterrorista. Como en la anterior legislatura, esa en la que los conservadores no perdonaron a José Luis Rodríguez Zapatero que intentara negociar con ETA --como hicieron sus antecesores en el Gobierno del PP-- y en la que el pacto que mantenían los dos partidos mayoritarios para abordar tan delicada materia se rompió en mil pedazos.

Mucho ha llovido desde aquel fallido proceso que empezó a cuajar en el 2005 y terminó bruscamente en el 2007. Pero la difusión de la versión que ETA da de aquel periodo ha servido para envalentonar a un PP que ve compatible mantener vivos el reeditado acuerdo antiterrorista y el pacto de gobierno en Euskadi con la utilización de este asunto para presionar, en busca de la asfixia política, a Alfredo Pérez Rubalcaba, el vicepresidente primero, titular del Interior y quién sabe si el próximo líder socialista y candidato en las elecciones generales del 2012.

RAJOY PIDE OTRA VERSION Los populares, con Mariano Rajoy a la cabeza, se dicen en la obligación de exigir al ministro que dé su "versión" de los hechos, rebata el contenido de las citadas actas y desmienta que el Ejecutivo llegó a prometer a la banda cierta relajación en las detenciones, cambios de fiscales y compensaciones económicas, entre otras cosas. Pero Rubalcaba dejó claro ayer que no está dispuesto a entrar a ese trapo y que, incluso, se siente "orgulloso" de la estrategia que diseñó ante aquel proceso de paz, en el que se mantuvo "vigilante" y no hizo nada "irreversible", según garantizó ayer.

"Durante la tregua trabajamos mucho y muy bien. Es verdad que ETA se intentó rearmar. Pero cuando rompió esa tregua nosotros estábamos mejor, porque hicimos las cosas bien. Por eso hoy estamos como estamos, porque entonces no nos fiamos de ETA. Esa es la historia, y me siento orgulloso", enfatizó. Y tras recordar que a José María Aznar se le colaron a España hasta cinco comandos durante su tregua, hizo un llamamiento a la unidad.

Esas palabras fueron pronunciadas por Rubalcaba en la comisión de Interior de la Cámara baja, donde acudió para hablar de delincuencia. Pero el portavoz del PP, Ignacio Cosidó, no tardó en sacar a relucir el caso Faisán, en demandar explicaciones sobre las actas de ETA y en reclamar la dimisión del vicepresidente primero, siguiendo la línea argumental de los más duros de su partido. "La especial posición de un ministro del Interior en un gobierno hace que se le pueda perdonar casi todo. Unicamente hay dos cosas que no se le pueden permitir: la primera es que vulnere el Estado de derecho y la segunda es que mienta en sede parlamentaria. Creo que usted ha hecho las dos cosas y, por lo tanto, lo más sensato es que se marche", espetó Cosidó a su interlocutor.

Rubalcaba, por su parte, insistió en que él, de actas, no habla. "De ninguna de las maneras", enfatizó. No hizo falta porque, en esa misma comisión, lo hizo en su nombre el portavoz socialista, Antonio Hernando. Este se mostró ofendido con los conservadores por haber dado pábulo a la palabra de los terroristas. "Ustedes están utilizando actas de una organización que mata y miente contra el Ejecutivo y contra el ministro del Interior. ¡Rectifiquen, no sigan por ese camino!", solicitó el socialista.

REUNIONES CON AZNAR Y en un último (y baldío) intento de hacer cambiar de estratagema al principal partido de la oposición, Hernando exhibió las actas que ETA escribió tras sus conversaciones, en 1996, con representantes del Gabinete de Aznar. "Aquí traigo esas actas. ¿Saben qué credibilidad tienen para nosotros? Ninguna", dijo, para después hacerlas pedazos ante la mirada del resto de diputados.

Mientras eso sucedía en el hemiciclo, el juez de la Audiencia Nacional que lleva el caso Faisán, Pablo Ruz, levantaba el secreto del sumario sobre las actas de ETA y revelaba que ha pedido al Gobierno que confirme si guarda sus anotaciones sobre el proceso, informa Margarita Batallas. Además, socialistas y populares se tiraban los trastos a la cabeza a cuenta de Rubalcaba. Pero el entorno del ministro dice respirar tranquilo, al creer que el asunto de la tregua está amortizado y fue validado por las urnas en las generales del 2008, informa Mayka Navarro.