La cúpula del PSC sigue con preocupación el debate sucesorio abierto en torno a José Luis Rodríguez Zapatero en plena precampaña electoral. Los socialistas catalanes no quieren que esa guerra interfiera en la estrategia de sus alcaldes y, al igual que han hecho con el congreso que les espera en otoño, desean que la discusión se aparque, como mínimo, hasta después del 22-M. Así se lo ha expresado a Zapatero en las últimas semanas el viceprimer secretario del PSC, Miquel Iceta, en su calidad de miembro de la ejecutiva federal del PSOE. Pero ante el cariz que están tomando los acontecimientos, la dirección del partido aprovechó la visita que hizo ayer el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, a la Moncloa para insistir.

"Zanje el debate sucesorio, presidente, porque perjudica a las ciudades", vino a decirle el alcalde con la humildad que le caracteriza, pero con la contundencia de saber que defendía una posición que, según dijo ayer Iceta, es "unánime" en la cúpula del PSC. El mensaje se dirigió al presidente, pero también a los barones territoriales que están presionando para que en el comité federal de este sábado anuncie su retirada.

PRIMAR A LAS CIUDADES "Exijo que el debate sea sobre las ciudades. Que los políticos hablemos de los políticos no interesa a los ciudadanos", dijo Hereu a la salida de su encuentro de más de dos horas con el jefe del Ejecutivo. ¿Cómo encajó el presidente el consejo? "Lo entendió y es a él, como secretario general del PSOE, a quien le corresponde decidir cómo se acaba con este debate", señalaron fuentes próximas al alcalde de Barcelona.

De puertas afuera, Hereu afirmó que vio a Zapatero convencido de que la actual situación requiere "estabilidad", y que lo encontró "plenamente determinado" a seguir impulsando las reformas para salir de la crisis. El alcalde no descartó que el líder del PSOE participe en su campaña ya que, dijo, cuenta con todos los activos del partido.

La respuesta pública de Zapatero no pudo ser, sin embargo, más decepcionante. En dos tuiteos, calificó a Barcelona de "referente mundial de la modernidad" que, además, "tiene el mejor equipo de fútbol del mundo", y añadió que había visto a Hereu "más enamorado de Barcelona que nunca".

Hereu no fue el único que dio consejos a Zapatero. El presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, aprovechó su visita a Madrid para unirse a ese coro y reclamarle que desvele la incógnita sobre su futuro.