José Luis Rodríguez Zapatero no es un problema para España, según los 40 directivos más importantes del país. No lo es, al menos, en estos momentos, cuando ha puesto en marcha las reformas necesarias que le pidieron durante meses. Por eso ayer, en la reunión que mantuvieron con el presidente del Gobierno en la Moncloa, varios le reclamaron que no convoque elecciones anticipadas y que aparque el debate de la sucesión porque es perjudicial para la recuperación económica.

Mariano Rajoy no tuvo más remedio que tragarse los indigestos titulares que dio la segunda reunión del jefe del Ejecutivo con los principales empresarios del país, después de una semana en la que ha reclamado a diario a Zapatero que adelante las elecciones.

LA CRISIS DE PORTUGAL Según varios participantes en la reunión, el primero en pedir al presidente del Gobierno que intente poner punto y final al debate sobre su futuro político, alentado en los últimos meses por algunos barones territoriales del PSOE, fue el presidente del Banco Santander, Emilio Botín.

En esos momentos estaba sobre la mesa de debate la crisis política de Portugal y el riesgo que corre de que tenga que ser rescatado. Botín, como otros empresarios, celebró que España haya conseguido despegarse del grupo de países periféricos y, dirigiéndose al presidente, le dijo que es "importante" que continúe al frente del Ejecutivo, agote la legislatura y aplace al máximo el anuncio de si se volverá a presentar a las elecciones. A juicio del principal directivo del Santander, España no puede permitirse vivir cuatro meses de campaña electoral y poner en peligro el éxito de las reformas emprendidas, al igual que consideró inconveniente que el partido gobernante esté enfangado en quién toma el testigo de Zapatero.

LA CONCESION DE CREDITOS Estas peticiones fueron secundadas, según confirmaron varias fuentes, por Juan Miguel Villar Mir (OHL), Rafael del Pino (Ferrovial) y Borja Prado (Endesa). Estos directivos pusieron de relieve lo determinante que resulta que los mercados financieros consideren que hay un Gobierno sólido que continúa liderando las reformas necesarias y las consecuencias que esa confianza tiene en la concesión de créditos a las empresas.

Ante estas reflexiones, Zapatero aseguró que el calendario político no se impondrá en ningún momento a las reformas que España necesite. En la rueda de prensa, preguntado sobre si cree que el anuncio de si se presentará o no en el 2012 puede causar inestabilidad en la economía, el jefe del Ejecutivo aseguró que las medidas económicas "no están condicionadas a ninguna otra circunstancia". "Esas decisiones que hemos tomado y que hay que tomar, muchas no precisamente populares, son imprescindibles para nuestro país y darán sus frutos".

Varios participantes celebraron que el debate fuera más fluido que en la primera reunión, en noviembre, un hecho al que ha contribuido sin duda la mejora de los indicadores económicos. "Cómo ha conseguido cambiar la imagen de España en estos tres meses", le llegó a decir Antoni Brufau (Repsol), según uno de los asistentes. De hecho, dos tercios de las intervenciones fueron laudatorias mientras que el resto de participantes adoptaron un tono más serio, según varias fuentes.