Activistas marroquís han acordado con los comerciantes de Melilla el fin de bloqueo de alimentos y material de construcción de forma temporal hasta que finalice el Ramadán.

Anoche, una veintena de personas entre activistas, entusiastas camioneros y secretas de la policía marroquí se concentraron anohe frente a la valla española de la frontera melillense de Beni-Enzar para denunciar "el racismo y colonialismo" de la policía y las autoridades españolas e informaron de que a partir de las siete de la mañana no van a dejar pasar a ningún camión con alimentos hasta el domingo, impidiendo así el suministro de pescado, fruta, verdura y materiales de construcción hacia Melilla.

La protesta, seguida por medio centenar de periodistas, volvió a reunir todos los ingredientes de los sainetes a los que los activistas Said Chramti y Mounaib Chaouki nos han acostumbrado en los últimos días en la frontera. Esta vez no había jaima, ni sillas aterciopeladas ni alfombras, pero sí una hilera de sillas de plástico desde las que los "seguidores de la causa contra el racismo policial" pudieron seguir la parodia del bloqueo.

Al acto no acudieron más de una veintena de manifestantes, pero los líderes actuaron crecidos por la repercusión mediática. Chramti, con camisa amarilla y los ojos encendidos, reiteró que a partir de las siete de la mañana no pasará a Melilla ni un solo camión con víveres. Y las mujeres marroquís "esclavas de las españolas" no podrán acceder a trabajar a la ciudad autónoma.

"LIBERAR" A LAS MUJERES MARROQUÍS "DE SUS SEÑORAS"

Pero para compensar el perjuicio económico los líderes de la protesta se comprometieron anoche a abonar el sueldo que perciben. "Tenemos dinero para liberarlas de sus señoras", aseguró Chramti, quien dijo también que a las que quieran se le ofrecerá un nuevo trabajo "digno" en Marrecos.

Durante la concentración los activistas volvieron a colocar los fotomontajes de las mujeres-policía y ondearon banderas marroquís.

Al otro lado de la valla, la policía presenció inalterable el nuevo espectáculo con una paciencia a prueba de la tormenta que no acalló los gritos aislados de los tres únicos manifestantes que se animaron a recitar consignas: "Ceuta y Melilla, marroquís".