Mariano Rajoy se cobró, en el anterior Barómetro político, publicado el pasado 21 de diciembre, un anticipo del declive político que ya sufría José Luis Rodríguez Zapatero. Entonces, la victoria del líder de PP fue obtener, por primera vez en su trayectoria como líder de la derecha española, mejor nota que su adversario. La cruz de la moneda era que, pese a todo, los españoles aún preferían a Zapatero como presidente. Hoy, pues, la victoria de Rajoy puede considerarse doble. No solo le saca seis décimas al dirigente socialista en la puntuación que otorgan los encuestados (4,1 contra 3,5), sino que, además, ya es el presidente del Gobierno con el que se conformarían una mayoría de los españoles (34,3% contra 31,3%). Decir que le preferirían podría ser, según se mire, exagerado. La encuesta revela que el 30% de los sondeados desearían que ni Zapatero ni Rajoy fueran presidentes del Ejecutivo español. O dicho de otro modo: Zapatero se desploma en el Barómetro sin que Rajoy sea capaz de cosechar el terreno perdido por su rival electoral.

La magnitud del desgaste que aqueja al líder del PSOE se aprecia mejor cuanto mayor distancia se toma del objeto del análisis. En mayo del 2008, cuando el Gobierno central negaba que se avecinaba una crisis, Zapatero era la mejor opción como presidente para el 52,6% de los españoles. Mientras tanto, Rajoy, en el otro lado de la balanza, lo era solo para el 24,7% de los encuestados. ¿Qué queda de aquel caudal de confianza? Muy poco. En ese singular cara a cara, Zapatero solo bate a Rajoy en Cataluña y en el País Vasco.

POCO ENTUSIASMO El líder del PSOE ni siquiera genera ya entusiasmo entre los votantes socialistas, que le otorgan una calificación media de 5,5. Aprobado sin más. A Rajoy, los suyos le dan un 6,6, que no es el colmo de la excelencia pero se acerca al notable. A la hora de puntuar al rival, unos y otros también conceden ventaja al candidato conservador. Los socialistas le ponen una nota de 2,7. Los conservadores, en cambio, no tienen piedad con Zapatero: 1,3.

¿Y los dirigentes de los otros partidos? José Antonio Duran Lleida, portavoz de CiU en el Congreso, es, sin duda, el que más motivos tiene para sonreír. Los españoles lo aprueban. Con un 5,1. El dirigente democristiano se convierte así en el único líder político que logra eludir el suspenso, un logro que nadie pudo alcanzar en el Barómetro de diciembre. El electorado nacionalista puntúa su labor parlamentaria con un 7,1.

Duran Lleida supera en esta ocasión a la diputada de UPD, Rosa Díez, que repite nota (4,6) pero pierde la condición de dirigente más valorada. Cayo Lara (IU) y Joan Ridao (ERC) son, de los políticos citados, los más desconocidos por los españoles, y aun así se las arreglan para obtener mejor calificación que el presidente Zapatero.

VOTANTES LEALES El índice de fidelidad de voto refleja el porcentaje de ciudadanos que, habiendo apoyado a un determinado partido en unas elecciones, aseguran que volverían a respaldarlo en la siguiente cita con las urnas. Y ahí el PSOE sufre otra derrota inapelable ante Mariano Rajoy y los suyos. El PP se afianza como el partido con los votantes más fieles (el 82,4%), frente a la volatilidad de los socialistas (solo el 56% de los españoles que dieron su apoyo al PSOE en el 2008 se muestran dispuestos a repetir en los próximos comicios).