El trámite parlamentario de aprobación del nuevo modelo de financiación autonómica tuvo ayer un colofón a la altura del largo, tortuoso y complejo proceso que desembocó en el acuerdo final. Lo que tenía que ser una votación rutinaria en el Congreso se convirtió en un debate esperpéntico, con errores técnicos, diputados que llegaron tarde, broncas y votaciones repetidas. Y un final de risa en el que CiU, que había llegado a calificar el nuevo modelo de "asesinato político" del Estatuto catalán, votó a favor de la ley por un despiste de sus diputados. Gracias a los convergentes y al PNV, que también erró, el marcador registró una mayoría de 192 votos a favor y 144 en contra, los del PP, BNG y UPD. IU se abstuvo.

La sesión comenzó a las nueve de la mañana en un ambiente gélido por la escasa presencia de parlamentarios. Apenas 16 diputados del PP ocupaban sus escaños, y la vicepresidenta segunda y ministra de Economía, Elena Salgado, la única representante del Gobierno a esa hora en el hemiciclo, incluso renunció a su derecho a intervenir.

El PP, como lleva haciendo en las últimas semanas, eludió cualquier referencia al agravio entre autonomías. Es más, el popular Alvaro Nadal pidió que en cuestiones territoriales se sea "exquisito" por el bien de la convivencia. Mientras, el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, repasaba la prensa en su escaño.

También CiU redujo su agresividad. El democristiano Josep Sánchez Llibre no repitió el discurso radical de hace unas semanas en el que acusó a los diputados catalanes del PSC, ERC e ICV de "asesinar políticamente" al Estatut con una financiación que, a su juicio, incumple varios preceptos del nuevo texto estatutario. El PSOE optó por un diputado murciano poco conocido para defender la reforma, mientras la vicepresidenta del Congreso, Teresa Cunillera, pedía reiteradamente silencio.

Pero la mañana se animó cuando, tras las primeras votaciones de enmiendas, el presidente del Congreso, José Bono, suspendió excepcionalmente el pleno para que pudieran entrar unos 17 diputados que habían llegado tarde por problemas con los ascensores.

DESCONCIERTO TOTAL Y llegó la votación definitiva de la ley, en la que el PSOE contaba con los apoyos justos. Respiró al obtener 180 votos, cuatro más de los necesarios. Pero un descuido de los servicios de la Cámara hizo que el presidente del Congreso pidiera repetir la votación. Los socialistas se quejaron y solicitaron dejar las cosas como estaban. El PP exigió lo contrario. Y Bono interrumpió la sesión para reunir a los miembros de la Mesa y tomar una decisión.

La traca final llegó cuando, tras ejecutarse la decisión de repetir la votación, el PSOE logró todavía más apoyos: 192 votos favorables, por el error de los diputados de CiU y del PNV.

Por otra parte, el pleno ratificó ayer, con el rechazo del PP, la proposición de ley que permitirá que las normas tributarias vascas solo puedan ser recurridas ante el Constitucional y no ante los tribunales ordinarios.