"El problema de José Luis Rodríguez Zapatero no soy yo, sino Mariano Rajoy". Con esta afirmación, el presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, dejó patente ayer el viraje que ha impreso a la actitud del Gobierno catalán respecto a la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatuto catalán. Montilla pasó a la ofensiva y situó el principal foco de presión a los magistrados del TC en el PP. Y lo hizo recordando el currículo de los populares respecto a la norma, que incluye el recurso de inconstitucionalidad, recusaciones de jueces y un bloqueo de la renovación del tribunal. Unas maniobras "turbias y sucias".

Lo que debe preocuparle al líder del PSOE es, según Montilla, el papel que juega el partido de Rajoy en el abono del terreno para que su recurso contra el Estatut sea un éxito.

Mientras, el Constitucional trabaja a la desesperada para sacar adelante el fallo del Estatut. Los jueces discrepan por el artículo 8.1, que define a Cataluña como nacionalidad que tiene como símbolos nacionales la bandera y la fiesta nacional. Los conservadores rechazan este punto.