Al menos tres países europeos (Alemania, República Checa y Lituania) se han puesto en contacto en los últimos días con el Gobierno español para pedir explicaciones sobre el cambio de rumbo que España quiere imponer en la relación con Cuba durante la presidencia rotatoria de la Unión Europea. Hace 10 días, durante su visita a la isla, el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, anunció que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero intentará acabar con la "posición común" de los Veintisiete, que condiciona las relaciones con Cuba a la apertura democrática y al respeto de los derechos humanos.

Fuentes de la Moncloa quitaron importancia a estos requerimientos por venir de países que "no mantienen una posición tan cercana con La Habana" como Madrid y "se muestran muy exigentes con la situación de los derechos humanos en la isla". En Cuba hay más de 200 personas encarceladas por sus ideas. En su viaje a Cuba, Moratinos aseguró al presidente, Raúl Castro, que el España intentará poner punto y final a ese "examen constante" que la Unión Europea hace cada año de la "posición común" y que supone "una injusticia" que no se comete con ningún otro país del mundo.

SIN CRITICA EN BLOQUE España propone negociar algún acuerdo, que incluya una cláusula democrática, pero que anule la crítica en bloque. El acercamiento de Europa a La Habana es apoyado por la mayoría de los Veintisiete y cuenta con el respaldo de dos personas claves en la Comisión Europea: Benita Ferrero-Waldner, responsable de relaciones exteriores, y Louis Michel, de Desarrollo.

Durante su viaje a la isla caribeña, Moratinos no se entrevistó con la disidencia para evitar problemas con las autoridades cubanas, un gesto que, a ojos del Partido Popular supone "una humillación" para los opositores.