Baltasar Garzón logró ayer desmontar la estrategia de defensa de los dos piratas que participaron el 2 de octubre en el secuestro del barco español Alakrana en aguas internacionales. Ambos se presentaron como víctimas de los corsarios, pero tras el interrogatorio al que fueron sometidos por el juez de la Audiencia Nacional este dejó establecido en el auto de prisión no solo que participaron en la acción, sino que cobraron 2.500 dólares por ello. Garzón ordenó su ingreso en la cárcel tras imputarles 36 delitos de detención ilegal, robo con violencia y uso de armas.

Cabdiweli Cabdullahi, alias Abdu Willy , y Raageggesey Hassan Haji, alias Raageggesey Adji Hamanha , formaban parte de un grupo dedicado desde hace más de 20 años al "asalto de personas" que opera bajo el nombre de Burcad Badeed (los que roban en el mar). El grupo tiene su base en Mogadiscio y Putlandia, y utiliza a otras personas para que le "suministren armas, apoyo logístico y económico".

Uno de los detenidos alegó ante el juez que era menor de edad, pero los los médicos sostienen, tras analizar la calcificación ósea de su muñeca, que tiene una "edad tipo de 19 años" y que, en todo caso, ha cumplido ya los 17. El juez ha ordenado su ingreso en la cárcel de Soto del Real. El otro corsario está ingresado en el hospital Gregorio Marañón de Madrid con un disparo en el pecho y permanecerá detenido hasta que reciba el alta.

La situación judicial de los arrestados no cambiará por más que los corsarios hayan amenazado con represalias. El cabecilla Abdi Benlow expuso las tres condiciones para liberar a los secuestrados: "España debe liberar sin condiciones a nuestros dos compañeros detenidos; retirar todos los buques de guerra y detener la pesca de los barcos españoles que violan las aguas somalíes". Si la Armada española intenta rescatar el Alakrana , la vida de los pescadores correrá peligro.