La reacción del Gobierno vasco tras el asesinato del inspector de policía Eduardo Puelles a manos de ETA ha constatado un cambio de fondo en la política antiterrorista en Euskadi. Del ETA kampora (ETA fuera) de los Ejecutivos nacionalistas se ha pasado a un rotundo vamos a acabar con ellos del Gabinete de Patxi López. Además, el atentado ha reforzado en los socialistas la decisión de cerrar cualquier mínima expectativa de negociación o diálogo con ETA.

El insistente mensaje del lendakari López, que 90 minutos después del crimen anunció su intención de no dar "ni un respiro a los violentos", indica que no habrá la más mínima complacencia ni con quienes empuñan las armas ni con quienes les apoyan. El presidente ha evitado cualquier alusión al diálogo político como fórmula de resolución de este problema y ha puesto sobre la mesa un término muy poco querido en el mundo nacionalista, el de la "derrota" de la banda mediante la coordinación de la acción policial y judicial y la deslegitimación "política y social" de la violencia.

VIA POLICIAL La izquierda aberzale ortodoxa ha interpretado este discurso como una apuesta por la vía policial que está, aseguran, abocada al fracaso. Ayer, el cabeza de lista para las europeas de Iniciativa Internacionalista-Solidaridad entre los Pueblos (II), el dramaturgo Alfonso Sastre, advirtió en el diario Gara de que si no hay negociación con ETA vendrán tiempos de "mucho dolor".

En su artículo La prosa y la política, Sastre se aferra a la tesis oficial del mundo de Batasuna, según la cual el conflicto vasco "solo podrá resolverse" en términos políticos mediante una negociación. Por eso, se pregunta a qué medios "contundentes" se refirió el lendakari cuando durante su intervención ante miles de ciudadanos, el sábado en Bilbao, confesó su propósito de combatir la violencia alertando de que ETA no conseguirá "nada" con sus atentados. Alfonso Sastre vaticina en su escrito que la paz "nunca" se logrará si no hay negociación.

El Gobierno vasco, que teme un recrudecimiento de la sangrienta acción de ETA durante las próximas semanas, sabe que el debate interno de la banda se ha saldado nuevamente con la decisión de proseguir los atentados para forzar un nuevo proceso negociador. De ahí la decisión de López de trasladar un mensaje nítido contra cualquier expectativa de un nuevo diálogo.

El lendakari no solo ha atendido al delicado momento que estos días viven las fuerzas de seguridad y la familia de Puelles. En el PSOE, y también en el PSE, se ha interiorizado que a diferencia de lo que venía sucediendo hasta ahora no se hablará con ETA para que deje las armas, sino que la banda deberá renunciar a la violencia si realmente quiere buscar una solución de futuro para sus militantes presos.

Además, a los radicales se les intentará cerrar toda posibilidad de actuar mientras no se desmarquen de la violencia. Ayer, el secretario general del PSE en Vizcaya y portavoz parlamentario, José Antonio Pastor, emplazó a Sastre a que en lugar de explayarse sobre los últimos acontecimientos sin denunciar el asesinato de Puelles, conmine públicamente a Arnaldo Otegi para que rompa "su silencio cómplice y le diga a ETA que desaparezca".

Pastor recalcó que el dramaturgo "se ha inhabilitado" como demócrata y como persona al no formular ni el más mínimo reproche a los etarras tras el atentado. Subrayó también que se ha demostrado --aportando como prueba el fallido proceso de paz del 2007-- que a los terroristas no se les convence hablando, por lo que se debe aplicar contra ellos "toda la fuerza del Estado de derecho".