Los insurgentes talibanes en Badghis, provincia bajo responsabilidad del contingente español, se han fijado un nuevo objetivo. En Qala-i-Now, capital provincial y sede del Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT, por sus siglas en inglés), el equipo de traductores y mediadores afganos, pilar fundamental de la presencia española en el país centroasiático, está siendo objeto de una campaña de acoso y amenazas por parte de los islamistas. Esta campaña ha llegado a incluir el asesinato de familiares con el objetivo de amedrentar a los colaboradores y obligarles a dejar de trabajar para el equipo español.

"En los últimos meses, los talibanes han comenzado a hostigar a la gente que trabaja para el PRT por el empeoramiento general de la situación", admiten fuentes próximas al contigente español. Ese empeoramiento de la seguridad en la provincia que supuestamente controla el Ejército español fue denunciada por el propio secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en un informe el pasado marzo.

"Desde finales del pasado año, los traductores y colaboradores del contingente establecido en Badghis están recibiendo cartas con amenazas firmadas presuntamente por el mulá Omar el líder de los talibanes de Afganistán en las que les exigen que dejen de trabajar para nosotros y les amenazan de muerte si no lo hacen", explican esas fuentes. El caso más grave conocido por este diario es el de Mir Waiz, un afgano que lleva colaborando más de tres años con el contingente como traductor y mediando con las empresas afganas que realizan proyectos de cooperación.

ASALTO Waiz, de unos 30 años, es de la etnia hazara, perseguida por los talibanes, que son en su mayoría pastunes. Este traductor perdió en enero a tres familiares. El ataque se produjo en la noche del día 24 en Muqur, a 10 kilómetros de Qala-i-Naw. Un grupo de insurgentes armados asaltó la vivienda de la familia y asesinó al tío segundo de Waiz, a una nuera del fallecido y a un sobrino. Otros cinco familiares resultaron heridos graves. En el ataque también murieron "varios insurgentes", dijeron fuentes próximas al contingente.

En cuanto tuvo conocimiento del suceso, el intérprete pidió ayuda al Ejército español y a la policía y a los militares afganos. Una ambulancia de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID) trasladó a los heridos desde Muqur al PRT, donde no se les podía dar la asistencia que requerían. En aquellas fechas, el hospital de Qala-i-Naw todavía no funcionaba a pleno rendimiento, por lo que la única opción era llevar a las víctimas a la vecina Herat.

Los militares españoles no dieron apoyo al traslado. Según fuentes próximas al contingente, el Ejército alegó que no tenía "capacidad" para hacerlo, ya que un movimiento así se planifica con antelación, por tener que proteger palmo a palmo el camino de ataques de la insurgencia. Además, aseguró que "las reglas de enfrentamiento" no le permitían participar en esa operación. Un portavoz del Ministerio de Defensa dijo que el Ejército cumplió los protocolos de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), la encargada de ordenar un movimiento de esas características.

Finalmente, fueron la policía y el Ejército afganos los que dieron protección a la ambulancia que, con un conductor afgano, trasladó a Mir Waiz y a los cinco heridos hasta Herat. Todos pudieron ser atendidos y se recuperaron de sus heridas.

Presionado por los acontecimientos, Waiz tuvo que abandonar durante un tiempo Qala-i- Now y refugiarse en Herat. Otras fuentes, sin embargo, aseguran que solo se fue "20 días de vacaciones" a Herat y Kabul, y que sigue colaborando con los españoles. Además de estos asesinatos, ha habido otros incidentes graves. A principios de año, dos ingenieros fueron retenidos durante 48 horas por los talibanes, que los pusieron en libertad después de que los líderes de la comunidad negociaran con ellos.

Las amenazas contra colaboradores afganos siempre han existido, pero se circunscribían a lugares remotos. La novedad de esta campaña de amenazas es que por vez primera afecta a los traductores en Qala-i-Now.

SIN PLAN España carece de planes para proteger a los traductores afganos amenazados que han trabajado para su contingente. "No tienen sentimiento de desprotección; son gente muy valiente y no esperan que nadie les proteja", afirman quienes les conocen y han trabajado con ellos. Por ahora, prefieren arriesgar su vida y cobrar un sueldo de entre 300 y 500 dólares mensuales, una cifra elevada para los estándares de vida del país.