El optimismo de José Luis Rodríguez Zapatero ha encontrado algunos datos a los que aferrarse, como el crecimiento de los créditos del ICO y de los bancos en general, los 50.000 empleos ya creados por el fondo de inversión local que gestionan los ayuntamientos, o la bajada del euríbor, vital para las hipotecas. El presidente del Gobierno destacó ayer estos datos, admitiendo que "no son suficientes", pero se encontró con la incomprensión del presidente del PP, Mariano Rajoy, quien le negó "toda fiabilidad", así como del resto de grupos parlamentarios, que arremetieron contra Zapatero por su falta de credibilidad para salir de la crisis económica.

El líder socialista comprobó en el Congreso que le será muy complicado obtener el apoyo de la oposición para sacar adelante medidas concretas en el ámbito económico. El jefe del Ejecutivo tenía como objetivo explicar las conclusiones del Consejo Europeo de la UE de la pasada semana, que no logró los resultados que España esperaba, con medidas específicas para fomentar el empleo. Pero Zapatero se concentró en la política interior y en los primeros síntomas de "ligera recuperación".

Su petición de una mayor paciencia no la recogió nadie. La intención de debatir las medidas de la Unión Europea se trocó en un duro debate entre Zapatero y Rajoy. El presidente del PP fue contundente. "No voy a ser ni coartada ni cómplice de la desastrosa política económica que está llevando a cabo", aseguró. La tesis de Rajoy es que Zapatero se escuda en el diálogo social para no impulsar ni liderar reformas de calado en el mercado laboral o en otros sectores, como el educativo o el energético.

CAJAS DESTEMPLADAS Rajoy insistió en que Zapatero carece de credibilidad y de "toda fiabilidad" para protagonizar una salida de la crisis, una acusación que se demuestra, a su juicio, en otros ámbitos como el internacional, con el anuncio de la retirada de las tropas de Kosovo sin pactarlo antes con la OTAN. La tensión dialéctica derivó hacia el terreno financiero. Zapatero ahondó en los problemas internos del PP, reflejados, a su juicio, en la batalla interna para controlar Caja Madrid, un "espectáculo lamentable". Y Rajoy entró en las posibles quiebras. Reclamó un procedimiento claro de futuras intervenciones públicas e incidió en los problemas de Caja Castilla-La Mancha, que está negociando su fusión con Unicaja.