El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, empeñó ayer su capacidad personal de arrastre electoral para tratar de movilizar el voto progresista en Galicia, a la vista de la posibilidad que se ha ido instalando de que el PP gallego recupere la mayoría absoluta. "Votar a Emilio Pérez Touriño candidato del PSG en estas elecciones es lo mismo que votar a Zapatero en las elecciones generales", proclamó el líder del PSOE. Una frase con la que trataba de ganarse el voto progresista, que en las generales del año pasado en Galicia alcanzó registros históricos, y que el fenómeno se traslade a los comicios gallegos de mañana. Una proclama con sus dosis de riesgo, dado que un fracaso electoral del PSG podría también ser, pues, endosado al propio presidente del Gobierno.

En su quinta participación en la campaña y precampaña gallega, a la que acudió a petición de Touriño para tratar de generar participación, Zapatero se empleó exclusivamente a ello, y usó todo tipo de argumentos. Y es que lo ajustado del resultado de mañana se palpa en el ambiente.

MIEDO A LA DERROTA Por ejemplo, a nadie se le escapa la diferencia con lo dicho por el presidente 24 horas antes en Bilbao. Si allí afirmó: "Vengo a celebrar la victoria del domingo", en Santiago inició su discurso proclamando su energía y su "ilusión para ganar estas elecciones". A renglón seguido, usó su primer argumento, el del miedo a la derrota, al advertir: "Si no lo conseguimos el domingo, el lunes no se podrá remediar", recordando que acceder a la Xunta de Galicia "costó mucho trabajo".

El segundo argumento fue el de la confrontación ideológica con el PP, un partido al que situó en posiciones más allá de la extrema derecha, y puso como paradigma de ello los insultos dedicados por el presidente de la diputación de Ourense, el popular José Luis Baltar, a sus rivales electorales. Zapatero también recordó el caso del cabeza de lista del PP por Ourense, que fue defenestrado de la candidatura debido a irregularidades fiscales.

CAAMAÑO, EN CAMPAÑA Zapatero también apeló al argumento de su gestión en el Gobierno en favor de Galicia. Y ahí fue cuando por primera vez exhibió al nuevo ministro de Justicia, el gallego Francisco Caamaño, como uno de los valores del Ejecutivo, junto a los otros tres ministros de origen gallego. "Nunca Galicia ha contado tanto en el Gobierno de España, con cuatro ministros". Frente a ello, Zapatero afirmó que el líder del PP, Mariano Rajoy, "lo único que sabe es criticar y criticar, nunca hizo nada por Galicia y nunca lo hará". El líder del PSOE recordó también la catástrofe del Prestige .

Finalmente, optó por tratar de contagiar las expectativas del socialismo vasco en las elecciones de Euskadi, del que dijo que "está a punto de ganar las elecciones". Y al final, a Zapatero solo le quedó dirigirse directamente a Touriño para reclamarle, casi rogarle: "¡Emilio, a ganar, eh!".

Y Touriño, al que se ha reprochado su poca capacidad de pegada, pareció que había reservado su contundencia para el último mitin. El candidato fue más duro que nunca con el PP, al que identificó con la derecha "cutre y ceniza", que se ha dedicado "a la basura, los insultos y las descalificaciones", en lo que definió como la campaña "más sucia de la democracia".