Los socialistas de Galicia y de Euskadi respiraron ayer con cierto alivio al conocer la noticia del cese del ministro Mariano Fernández Bermejo. La pasión cinegética del político dimisionario --pero sobre todo el hecho de que le diera rienda suelta sin licencia y en compañía del juez Baltasar Garzón mientras este actuaba contra las tramas de corrupción ligadas al PP-- se había convertido en un pesado lastre electoral para el PSOE en Galicia y en Euskadi. A falta de menos de una semana para las elecciones autonómicas, los socialistas libran sendos pulsos ajustadísimos con los nacionalistas en el País Vasco y con el PP en Galicia.

En esta última comunidad, los sondeos son preocupantes para los socialistas. El PP gallego, pese a los escándalos de corrupción en el partido de Mariano Rajoy, parece aguantar su posición. El PSOE y el BNG, socios del Gobierno saliente, no logran disolver la apatía del electorado progresista. Además, el caso de Bermejo impedía a los socialistas rentabilizar los escándalos del PP.

MAS QUE ALIVIO, ALEGRIA En este cuadro, el cese del ministro de Justicia y su sustitución por un socialista gallego, Francisco Caamaño, fue celebrado ayer en el cuartel electoral del PSOE de Galicia. "Más que alivio, ha sido una alegría", declaró a este diario la secretaria de organización de los socialistas gallegos, Mar Barcón. "Caamaño es la persona adecuada y llega en el momento oportuno". Caamaño, por otra parte, es "el único federalista del PSOE", según políticos catalanes de colores varios.

Aunque con tono más distante, el dirigente socialista vasco Rodolfo Ares también valoró el cese de Bermejo. El propio candidato del PSE, Patxi López, había censurado ayer, horas antes de la dimisión, al exministro de Justicia. Ares destacó en declaraciones a este diario la "altura de miras" del dimisionario en contraste con los escándalos del PP.