Además de los argumentos "objetivos" que el Gobierno español no se cansa de repetir para defender su asistencia a la cumbre de Washington (fortaleza económica y del sistema financiero), los diplomáticos españoles han encontrado un "antecedente": la cumbre en la localidad francesa de Evian. En junio del 2003, Jacques Chirac presidía el G-8 y decidió abrir la reunión anual a 12 países emergentes que no coincidían con los que integran el G-20. "Fue un G-20 flexible. Se podría repetir ahora", añaden los asesores gubernamentales.