José Luis Rodríguez Zapatero defendió ayer a capa y espada su proyecto de presupuestos para tiempos duros, pese a que tuvo que enfrentarse a cinco enmiendas a la totalidad en el Congreso. Según el presidente del Gobierno, sus cuentas servirán para acelerar el final de la crisis, dado que garantizan el funcionamiento de los servicios públicos y las prestaciones sociales. De paso, añadió que darán un impulso al sistema productivo.

No estaba previsto que Zapatero hablase ayer de los presupuestos. Era el día en que su escudero económico, Pedro Solbes, se enfrentaba en solitario a los reproches de la oposición. Pero, en rueda de prensa en el Congreso, el presidente echó un capote al vicepresidente en su pulso con Mariano Rajoy, evidenciando que la tregua con el PP es efímera. Aseveró Zapatero que a Rajoy, que había culpado al Gobierno de falsear datos y eludir responsabilidades ante el paro, le sobra crítica y le falta concreción.

SOLBES ADMITE LOS COSTES Solbes, por su parte, se aferró a unos presupuestos que juzga "apropiados y útiles" para esquivar las turbulencias. Eso sí, avisó de que sus cálculos prevén que se "toque fondo" en el 2009 para iniciar después la reactivación. Tras pedir al hemiciclo colaboración para no generar incertidumbres gratuitas, Solbes admitió que la crisis tendrá "un coste inequívoco" en términos de riqueza y empleo. No obstante, subrayó que su proyecto presupuestario, "que necesariamente tiene déficit", ayudará a "mitigar" dichos efectos.

Ese último análisis no fue compartido por Rajoy. Para el líder del PP, el Ejecutivo se equivoca al elaborar las cuentas sin un amplio consenso: contará solo con el apoyo del PNV y BNG gracias a un desembolso del Estado de 250 millones de euros. Eso, a juicio de Rajoy, significa asumir en solitario la responsabilidad de lo que esté por venir. "Si la situación se agrava y el número de parados crece, la responsabilidad será exclusivamente suya", advirtió. Rajoy apuntó que no pretendía ser cruel, recordándole al PSOE el escenario macroeconómico que dibujaba hace meses, mientras tildaba de "antipatriota" al PP por vaticinar la crisis. Además, censuró que los presupuestos se sustenten en datos demasiado optimistas y no asuman la gravedad de la situación. "La desconfianza que siembran cuesta muchísimo dinero y perjudica más que la subida del petróleo", enfatizó.

MODELOS DISTINTOS Tras insistir en que España vive su propia crisis, además de sufrir los efectos de la internacional, justificó su enmienda a la totalidad alegando que las cuentas del 2009 conllevan crecimiento sin freno del paro y recorte social. A su juicio, toca bajar impuestos. Solbes le replicó que no se enteraba de nada y que sus recetas no sirven, lo que le vale al Gobierno para mantener que, ante la crisis, PP y PSOE tienen modelos políticos y económicos diferentes.

CiU también cargó contra los presupuestos, pese a su tradicional voluntad de llegar a acuerdos con gobiernos de distinto signo. Su portavoz económico, Josep Sánchez Llibre --que intervino en lugar de Josep Antoni Duran, quien, indispuesto, no viajó a Madrid-- usó el mismo argumento que los populares.

Para los nacionalistas catalanes las cuentas del 2009 no hacen frente a la crisis económica, al entender que "no son creíbles ni generan confianza", ni repercuten en la mejora de la eficacia de la administración. Pero Sánchez Llibre incidió en que los presupuestos no incorporan el nuevo modelo de financiación autonómica, que se recoge en el Estatuto catalán, y que las cuentas vulneran el acuerdo sobre la inversión del Estado en Cataluña, la misma crítica que formularon ERC e ICV.

Con un tono de enojo, Sánchez Llibre se declaró "perplejo" ante la respuesta del vicepresidente Pedro Solbes, quien admitió que "no se ha llegado más lejos" para llegar al acuerdo antes, como él querría. CiU, en todo caso, sí recibió una perla de Rodríguez Zapatero. "Sé de algún grupo que ha presentado una enmienda a la totalidad que estaría deseando aprobar los presupuestos", aseguró.