El sábado, José María Aznar dejó claro a todo aquel que quiso escucharle que si apoya ahora a quien él mismo designó sucesor es por simple "responsabilidad", no por adhesión a su proyecto. El aludido tomó nota: ayer, 48 horas después, era Mariano Rajoy quien, junto a su nuevo equipo, abandonaba la corrección política para evidenciar ante la opinión pública que su distanciamiento respecto a Aznar y sus tesis son algo más que una mera hipótesis.

Marcar diferencias con el ex presidente forma parte de la estrategia puesta en marcha por Rajoy para centrar el partido en un tiempo récord. Por eso, la recién estrenada dirección popular no perdió ayer el tiempo, y recorrió los medios de comunicación para propalar un mensaje. El primero, Rajoy: "Estamos en otra situación. Aznar no está en política. España ha ido cambiando, el PP también, y los problemas que tenemos encima de la mesa no son los que teníamos cuando nosotros gobernamos", sentenció en Onda Cero.

SUS ESCUDEROS LE SIGUEN Ese mismo discurso fue utilizado por varios de sus escuderos. Así, su secretaria general, María Dolores de Cospedal, subrayó que Rajoy y Aznar son "personas distintas, con maneras distintas de actuar". Aún más directo fue el nuevo vicesecretario de comunicación, Esteban González Pons, quien recordó que el responsable de la FAES ya tuvo su momento en el partido y que ahora son otros los elegidos. "El camino que tenemos que emprender debemos recorrerlo nosotros, no José María Aznar", agregó.

También el vicepresidente del Parlamento Europeo y ex presidente del PP catalán, Alejo Vidal-Quadras, habló de Aznar y el nacionalismo. "No puede pedir ahora firmeza frente a los nacionalistas, cuando a él le flaquearon las piernas".

LA GUERRA CON AGUIRRE Pero también hubo munición dialéctica contra Esperanza Aguirre, autoproclamada "verso suelto" del PP. Rajoy dijo no entender sus quejas sobre falta de integración en la nueva dirección, y recordó que ha incluido a dos de sus consejeros en el comité ejecutivo. Aunque no a los que ella quería, dato que el presidente omitió. También desdeñó el malestar de la presidenta madrileña con las propuestas aprobadas en el congreso: "Si alguien estuviera en contra de la nueva línea, lo podía haber dicho simplemente levantando la papeleta del no . Y no ocurrió así".

Claro que la presidenta tampoco se quedó atrás: recalcó que ella sí rima con la "inmensa mayoría" de los votantes y que fue elegida presidenta del PP madrileño con un 92% de apoyos.