Además de airear los logros económicos y sociales del Gobierno, José Luis Rodríguez utilizará la guerra de Irak como uno de sus principales argumentos para intentar reeditar en marzo su victoria electoral del 2004. El presidente pretende recuperar para el debate político el expediente que más daño hizo al anterior Gobierno del PP y que los socialistas supieron capitalizar en su momento, apoyando las manifestaciones de repulsa contra la guerra. Precisamente la primera medida que tomó Zapatero nada más llegar a la Moncloa fue retirar las tropas españolas en el país árabe, lo que provocó las iras de EEUU.

"El PP no quiere hablar de la retirada de las tropas de Irak. Hablemos entonces de quién las envió. Y vamos a hablar de ello", avisó ayer el jefe del Ejecutivo en Las Palmas, en la clausura del congreso de los socialistas canarios. Zapatero confía en que la guerra de Irak, que sigue removiendo conciencias con su goteo de muertos, haga distinguir a los votantes "dos modelos de entender el mundo": el de los socialistas y el de la "derecha tan de derechas" que representa el PP.

"RINCON DE LA HISTORIA" En alusión a unas declaraciones de ayer de José María Aznar, en las que acusa al actual Gobierno de "cortoplacista", el presidente preguntó a su antecesor en la Moncloa y al actual líder popular, Mariano Rajoy, si la política a largo plazo de los conservadores consiste en "meter a España en la guerra de Irak para sacarla del rincón de la historia". Frente a aquella decisión, Zapatero defendió una concepción diferente de políticas de largo alcance basada en el aumento de las ayudas al desarrollo y la paz.

La recuperación de la guerra de Irak como arma electoral no es gratuita. La ocupación, apoyada por Aznar frente a la opinión de más del 90% de los ciudadanos, desató en España la mayor movilización contra un Gobierno en democracia. Pero Zapatero tiene otro motivo para recurrir de nuevo al conflicto: la próxima sentencia de la Audiencia Nacional sobre el atentado del 11-M.

"CON UNA SONRISA" Desde que el PSOE ganó las elecciones, el 14 de marzo del 2004, el PP ha intentado siempre deslegitimar aquella victoria con el argumento de que se produjo en unas circunstancias excepcionales. Y hasta el día de hoy, desde sectores conservadores y sus medios afines se intenta sembrar dudas sobre la autoría de los atentados.

El PSOE confía en que la sentencia del 11-M, que se dará a conocer el 31 de octubre, deje sentada la autoría islamista y que fue fruto de la entrada de España en la guerra de Irak. Zapatero defendió su forma de gobernar, donde "todo se puede decir con una sonrisa", frente a la actitud "agresiva" del PP. Los socialistas, dijo, son "capaces de defender la bandera española en el mundo como un ejemplo de paz y de lucha contra la pobreza.